viernes, diciembre 15, 2006

Ya me voy

Nos vemos en enero, al menos que en algún momento tenga tiempo de sentarme a escribir o subir algunas fotos.

Pasen lindas fiestas. Les dejo muchos cariños y abrazos y besos.

Gracias por visitarme este año, espero lo sigan haciendo el año que entra.

miércoles, diciembre 13, 2006

Este invierno

Paseo por los callejones sin salida de mis sueños. Paseo por las calles que me llevan todas al mismo lugar inalcanzable.

Hoy me propongo vivir en Paris en el invierno. Por ahora sólo serán unos días, pero quién dice que no me quedaré a vivir ahí algún año. Planeo caminar por las calles frías y entrar a algún café de barrio para calentarme la nariz. Oleré el viento helado de la ciudad, buscaré el sol que a veces se esconde por semanas, husmearé por los rincones hasta encontrar el libro que me falta. Veré alguna escultura que me haga llorar.

El monstruo de los días devora las horas y me deja desprotegida frente al viaje próximo. Me agobio por las semanas que pasaré lejos de mi casa y de mi perra. Tendré que aprender a dormir con otra almohada. Estaré lejos de todos, tampoco tendré una computadora en frente a las horas habituales. Tomaré café con leche por las mañanas y vino rojo por las tardes. Dejaré que la noche decida a dónde llevarme.

domingo, diciembre 10, 2006

Antes de partir

A mi nadie me cuida, nadie me protege. A mi nadie me sigue, nadie me idolatra. Soy una mujer de apenas unos años más que tú, pero tengo muchos años más en el mundo. Rondando, buscando un lugar donde estar, escudriñando un lugar donde amar. He estado deambulando por tu mundo y por el mío. He estado alimentándome de escritos estos años, para ver si algún día podía escribir algo, sigo sin poderlo hacer, sigo esperando una señal para escribir, una señal par reír o llorar, cualquier pretexto para sentir.

Tengo que viajar en unos días. No sé si podré hacerlo aunque hay gente que me espera y también algunos lugares. Tú dirás que los lugares no esperan, tal vez porque nunca has sentido la necesidad de llegar a algún lado, nunca has sentido la mirada de una noche o el suspiro de un día. Necesito llegar y llegaré, como siempre lo he hecho, a pesar de la sensación que tengo de inmovilidad. ¿A qué le tengo miedo? Me siento estática este día, pocas horas antes de viajar. Sé que tengo que seguir el camino pero no sé cuál es el camino como tú tampoco lo sabes.

Regresaré a tiempo para disfrutar el invierno y el frío. El frío que todo lo llena a pesar de la hora y del sol. Nadie irá a buscarme, nadie dirá una palabra en mi ausencia, será como si nunca me hubiera ido y como si no regresara cuando está proyectado llegar. Seguirás en tu vida y yo en la mía, nada cambiará. E igual todo será diferente a mi regreso, tal vez no me reconozcas, tal vez te hartes de mi familiaridad.

Regresaré y la vida transcurrirá como hasta ahora, y sin embargo es probable que no regrese.

martes, diciembre 05, 2006

Como cualquier otra

Celebrábamos el día que nos conocimos. Año tras año hacíamos algo especial y reconstruíamos las circunstancias del primer encuentro. Platicabamos sobre qué nos había llamado la atención esa tarde, en qué momento nos fijamos el uno en el otro. Hay días que cambian el rumbo de la vida y ése fue uno de esos, sin duda.

Un día dejó de ser significativa la fecha, hoy transcurre como cualquier otra. No sé si pasó mucho tiempo o poco. A veces creo que han pasado tantas cosas y la vida es tan distinta que deben haber pasado muchos años.

On connait la chanson

Escoge una banda/grupo favorito y escribe sólo con los títulos de sus canciones.
Escoge 5 personas para que hagan el test sin olvidar decirles que han sido elegidos.

Cuestionario hecho por: Lito que se lo mandó a Doris y Doris se lo mandó a Blue, y Blue me lo mandó a mí.
Banda o grupo elegido: Beatles, solos y en conjunto
¿Eres hombre o mujer?: Sexy Sadie
Descríbete: Think for yourself
¿Que sienten las personas acerca de ti? Getting better
¿Como describirías tu anterior relación sentimental? I should have known better
Describe tu actual relación con tu novio/a o pretendiente: I feel fine
¿Donde quisieras estar ahora? Yellow submarine
¿Como eres respecto al amor? All you need is love
¿Como es tu vida? The long and winding road
¿Que pedirías si tuvieras un solo deseo? Strawbery fields forever
Escribe una cita o frase sabia: Life is what happens to you while you’re busy making other plans (Beautiful Boy)
Ahora despídete: Let it be
Paso el testigo a: Dharma, Eleafar, Noemi, Argüello y Ashbless.

martes, noviembre 28, 2006

En el Defe

Otra vez fue día de cambiar la plática cibernética por plática en persona. En estos meses me ha tocado hacerlo en varias ocasiones y habían sido experiencias interesantes. Esta vez no fue la excepción.

Siempre existe un poco de esceptisismo si la conversación va a fluir igual que através de un medio cibernético, si habrá química. Te preguntas cómo sonará la voz diciendo las frases que te suena familiar leer, qué expresiones acompañarán a las palabras, si mueve las manos al hablar, cómo sonará la risa, qué tanto parecido con las fotos se tiene.

Este fin de semana fue un encuentro delicioso, lleno de largas conversaciones y risas, paseos y más plática, rica comida, buena bebida y sesión de fotos.

Lo que me sorprendió fue que la relación se dio más natural de lo que esperaba.

miércoles, noviembre 22, 2006

Extrañando

Desperté con el silencio de la luz tenue del día nublado. El edredón cubre mi cuerpo desnudo que busca tu cuerpo inutilmente. Debí amanecer con tu pierna cruzada encima de las mías. Comencé a buscar entre las sábanas las pequeñas palabras y silencios antes de hacerte el amor por la mañana. Me mojé imaginando el contacto preciso de tus dedos que siempre encuentran el grito en mi garganta. Extrañé el olor de nuestros cuerpos mezclados. Me enredé el alma con la conexión de nuestras mentes y algo más que no sé nombrar aún. Se me olvidó por un instante que fue solo una idea el haberte encontrado.

miércoles, noviembre 15, 2006

Despertar

Me doy cuenta que no me gusta meterme a bañar tan pronto despierto. No me gusta despertar de golpe con el agua de la regadera. Las gotas caen demasiado violentas sobre la piel todavía cálida de las colchas, y aunque el agua esté caliente se siente fría por el contraste. Prefiero despertar despacio, desde adentro, primero con el olor del café recien molido, luego con el líquido que resbala por las venas. Después ya estoy lista para el agua y el jabón. También para jugar con las burbujas.

sábado, noviembre 11, 2006

Silencio

Disfruto de este silencio que creo a mi alrededor los sábados. No es un silencio absoluto, pongo música, están los gritos y voces de los vecinos, el ladrido del perro que habita en la casa de al lado, el ruido del refrigerador, un automovil que pasa por la calle, algún avión que vuela encima de la casa.

Es un silencio que se huele, que entra por los poros y se queda enredado en el cabello que no me he peinado en todo el día. Un silencio que escurre por las paredes en los espacios que quedan entre los cuadros, se arrastra por la alfombra y sube por las sillas y los sillones dejando una masa pegosteosa, matiza el brillo de las lámparas. Es desenfadado y arbitrario.

En la noche, después de horas de este silencio parcial, siento que he estado conmigo, que me he acercado a mí. Y quisiera se prolongara el día, quisiera que la noche fuera infinita para disfrutar este estado de silencio en el que me encuentro.

viernes, octubre 27, 2006

Desconociéndote

Durante años te haz apropiado de mi pensamiento, me haz hecho actuar conforme tus expectativas. Ahora va la mía, ¿decias que hay que ser implacable? Veremos si es lo mismo estar del otro lado.

Hablas de matices y sin embargo ves todo como negro o blanco. Te presentas como un ser flexible cuando tus ideas son fijas.

Todo lo calificas, siempre estás listo para reporbar cualquier conducta o hasta idea: a todo le pones etiquetas. Dices que no eres racista pero discriminas por cualquier cosa. Además eres misógino, ayer te descubrí tratándo de convencerme que por ser mujer no podía hacer no sé qué cosas.

Eres hábil, te enmascaras con ropa de respetabilidad. Y cuando tu disfraz no funciona te evades. Ni siquiera sabes defender tus penamientos, no eres capaz de discutirlos, simplemente los presentas como ley universal.

Lo que pasa es que tienes miedo, tienes miedo de ver qué pasa si no hay reglas ni límites.

Ya me cansé de ti. Hoy date por muerto.

sábado, octubre 14, 2006

Leer es chido

Quisiera poder acordarme cuál fue el primer libro que leí y me creó la necesidad de seguir leyendo.

El otro día leí un artículo, del cual me robé el título de este post. El autor habla de lo definitorio que puede ser el encontrar un libro que nos atraiga y de lo importante que sería el contagiar a los estudiantes de primaria y secundaria del gusto por la lectura. Sugiere que esto se podría hacer a través de una antología de autores contemporáneos que se realice pensando en los gustos de las generaciones presentes.

El artículo me hizo pensar en qué creo mi necesidad y gusto de leer. Pensé en lo que siento al tomar un libro en las manos y sumergirme en una historia, transportarme a otro espacio y otro tiempo. No puedo imaginar mi vida sin esos momentos en que la prosa me envuelve y dejo de pensar como yo y empiezo a sentirme parte de la historia o camino junto con el narrador. Necesito las palabras, las disfruto, disfruto su textura, sonoridad y simbolismos.

Por eso trataba de recordar ese primer libro que me enganchó. Trataba de acordarme cómo se creó la costumbre de tener varios libros en el librero esperando su tiempo, el porqué del deseo continuo de tener tiempo de tirarme horas a leer. Sé que en realidad no importa tanto ese primer libro como el último, el que me engancha al próximo, porque leer es chido.

jueves, octubre 12, 2006

Antes de tiempo

Un bebé que no llega a término es bebé o es feto. ¿Cuándo deja de ser uno para convertirse en el otro? Le acaba de pasar a un compañero de trabajo que perdió su bebé con cinco meses de embarazo. Su esposa tuvo problemas durante todo el embarazo: amenazas de aborto constantes.

Esta semana estando en la oficina le hablaron a mi compañero de trabajo a decirle que su esposa estaba teniendo contracciones. Para cuando llegó al hospital la esposa, ya había empezado a nacer el bebé y estaba muerto.

Le entregaron al bebé en las manos, un bebé mínimo pero totalmente formado. Ese bebé al que habían ido conociendo a través del ultrasonido y ya era parte de sus vidas. Se lo dieron así, a mano pelona.

Había que llevarlo a enterrar. Había que darle un nombre.

Me parece sumamente duro que además de perder a tu bebé tengas que pasar por todos esos trámites. ¿De veras no hay una forma más sencilla de hacerlo? ¿De veras tienes que pasar por todos los trámites de enterrar a tu primer hijo prematuro? Parece que sí.

viernes, octubre 06, 2006

Wisconsin

Tiendo la cama ya sin sábanas. Coloco la colcha y encima la cubrecama que doblo para poner las almohadas ya sin fundas y cubrirlas dandole la vuelta. Al hacerlo pienso en mi hermana preparando esta cama para mí hace sólo 5 días. Y es como si este simple acto cotidiano encerrara el tiempo que estuve aquí.

Las mañanas son mi momento favorito: sentarnos en la mesa roja de la cocina para tomar el café de la mañana. Un café que yo me hago en una cafetera de prensa francesa individual mientras que mi hermana toma uno hecho en cafetera eléctrica. Hasta el grano es diferente, compró uno especial para mí, ella usa uno de lata para el suyo. Días de paseo, teatro, cine, compras, comer, pero sobre todo de sentirme cuidada por mi hermana y mi cuñado.

Al tender la cama empiezo a extrañar pues sé que pasarán varios meses antes de que volvamos a tomar café juntas y que platiquemos frente a frente. Días efímeros que sin embargo me llevo de regreso conmigo.

martes, septiembre 19, 2006

No identificado

¿Alguna vez haz tenido un antojo de algo y no sabes qué es? ¿Alguna vez haz sentido ganas de comer un sabor pero no identificas de qué es el sabor?

Me volvió a suceder. La primera vez me sucedió hace años. Camino a San Miguel Allende. Era la época en que vendía textiles. Iba con mi socia a comprar material, y en la carretera de repente tuve esa sensación de antojo de un sabor que no lograba identificar. Esa noche fuimos a cenar a un restaurante mexicano y pedí unas enchiladas con nata, y en el momento en que las probé supe que era el sabor que estaba tratando de identificar.

No me había vuelto a suceder hasta ahora, que tengo varios días que traigo antojo de algo. Es como tener la palabra en la punta de la lengua y no encontrarla. Así se siente el tener el sabor y no identificarlo. Anoche soñé con él y soñé con higos. Pero sigo sin saber qué es de lo que tengo antojo. Es como perseguir un sabor pero sin pistas.

domingo, septiembre 10, 2006

Extrañando

Cocinar, hablar de cómo cortar los champiñones, el ajo o la cebolla al mismo tiempo que se tocan temas difíciles de compartir, que tiene que ser dichos con cuidado. Es decir con las personas adecuadas pero sin fijarse en las palabras.

Compartir la comida con más plática y un poco de vino. Dejar caer lo que se siente en terreno fértil y seguro, sabiendo que las palabras son valoradas por lo que son, no por lo que podrían ser, sin especulaciones, sin necesidad de buscar la palabra precisa, porque la que sale es la palabra precisa. Sin necesidad de explicar hasta el cansancio porque un breve esbozo es suficiente para que se entienda el detalle

Pláticas que nos permiten ver la vida con otros ojos, con otras esperanzas y otros ánimos.

Los amigos a veces llegan disfrazados. A veces llegan con un simple disfraz de hermano.

lunes, septiembre 04, 2006

Manos

Dormí varias horas antes que mi mamá me despertara.
- ¿Ya es hora de ir a la escuela? –pregunté, sentía los ojos todavía pesados con sueño.
- No, todavía es de noche, pero el cemento ya está listo, está en su punto, acabo de ir a ver. ¡Vamos!
Me levanté adormilado y me puse la chamarra, que mi mamá sostenía, sobre mis pijamas. No entendí mucho a qué se refería pero supe que era alguna de las actividades misteriosas de mi madre.
Bajamos los dos pisos de escaleras y salimos a una madrugada con viento frío. Justo en frente de nuestro edificio habían reconstruido la banqueta ese día. Mi mamá dobló las mangas de la chamarra y me dijo:
- Aquí, –señalando un punto en el cemento- primero la derecha, presiona bien, es como cuando hiciste tus manos sobre yeso en el kinder.
Así lo hice, sentí el cemento frío y cuando levanté la mano quedó una ligera capa de polvo en mi mano. Luego hice lo mismo con la izquierda, sentí que el frío se colaba hasta el estómago. Mi mamá sacó un lápiz sin punta de la bolsa de su bata y escribió la fecha y mis iniciales.
- Minetras dure esta banqueta estarán aquí tus manos, -dijo con una sonrisa tan grande que no me quedó más que sonreir.
Subimos de regreso al departamento y mi mamá lavó mis manos con mimos, exaltada por su travesura.
- Ven, te preparé una taza de choco caliente.
Nos sentamos en la mesa de la cocina y reímos de las caras de los que verían mis manos y envidiarían que no fueran las suyas. El choco me fue calentando por dentro, me empezaba a dormir sobre la mesa y mi mamá me cargó a la cama.

Hacía tiempo que no pasaba por la vieja casa, más tarde le hablaré a mamá a contarle que las manos siguen intactas después de tantos años.

sábado, septiembre 02, 2006

Finales

Durante meses me pelee contigo mentalmente. Durante meses quise morir o desaparecer. No sabía qué hacer de mi vida sin tu presencia, sin tu amor, sin tus caricias y tu voz. Durante mucho tiempo pensé que haría cualqueir cosa por retenerte. Viví pensando que la terminación no era definitiva que algo pasaría y estaríamos juntos de nuevo.

Luego la vida se fue metiendo y empecé a disfrutar de los días sin ti, empecé a valorar las presencias que se fueron dando, me fui creando otra vida. Al principio todavía dolía tu ausencia, dolía el recordarte, dolía el olvidarte.

Después, empecé a pensar que no cambiaría ni un solo día, ni un solo segundo. Empecé a amar mis días, todos: los que tenían dolor y placer por igual. Empecé a pensar que así me gustaba mi vida, como era, la que era.

Hoy siento que nos dimos todo lo que nos pudimos dar, supongo que algunas relaciones son así: tienen un inicio y un fin. La que vivimos tuvo su tiempo, y por primera vez puedo empezar a recordar las partes buenas, saber que me diste lo mejor que pudiste dar, saber que te di todo lo que pude dar. El final contaminó los recuerdos, los enturbió. El tiempo me los ha ido regresando y finalmente vuelven a estar intactos.

lunes, agosto 28, 2006

De semana en semana

Llega el lunes y me caen encima todos los pendientes que pensé hacer durante el fin de semana y no hice.

Me pongo los zapatos y me molesta la uña enterrada del dedo gordo del pie derecho. Abro el refrigerador y veo las lechugas que debí haber lavado para poder comer ensalada durante la semana. Me subo al coche y rechina la puerta a la que no le puse aceite; quito la lluvia del día anterior del parabrisas y queda todo marcado porque requiere limpiadores nuevos. Y así otras tantas nimiedades que no hice.

Con todo el sábado y el domingo por más que pienso no se me ocurre ni una de esos deberes atrasados.

Así empiezo la semana llevando a cuestas los pendientes hasta encontrar el momento para hacerlos o algunos acaban esperando que llegue el siguiente fin de semana o el siguiente.

viernes, agosto 25, 2006

Ritual (para aquéllos que viven juntos pero separados)

Despierto en las mañanas a poner café, sé que en otro lado tú lo haz puesto unas horas antes que yo. Seguimos el mismo ritual: moler el café, usar la cafetera tipo italiana, servirlo en tazas de cerámica pintadas a mano tipo talavera. Así todas las mañanas tomamos café juntos.

miércoles, agosto 23, 2006

365 días

71 entradas.

Tendemos a recordar los ciclos, y hoy recuerdo mi primer entrada. Comparé el publicar en estos espacios con una zambullida en el mar. La sensación inicial es de frío, pero el cuerpo se acostumbra y después de unos instantes el agua se siente rica.

El objetivo de dejarme escribir y compartir lo he cumplido. Aunque por ratos el crítico interno todavía da lata, espero irlo silenciando más efectivamente cada vez.

Gracias a los que me han leído este año. Espero me sigan acompañando en este recorrido.

jueves, agosto 17, 2006

Pensamientos de café y de mañana

Hay algo de nostálgico en el despertar diario, en las rutinas de mañana, en las expectativas del día.

Quisiera que el tiempo fuera estático y el café infinito. Sobretodo esos primeros minutos de la mañana en que uno confunde los sueños con la realidad y todo puede ser posible. Quisiera extender ese tiempo y esa sensación, que mi taza no se vaciara.

Quisiera que el ejercicio no se tuviera que hacer todos los días, que con una vez que se hiciera fuera suficiente.

Quisiera despertar sin prisas todas las mañanas.

Me gusta el despertar a poner café en una mañana fría. El calor del café tiene más sentido.

Quisiera que sólo lloviera cuando estoy en casa y puedo disfrutar la lluvia.

Me gusta despertar todavía a oscuras, poner café y sentarme a esperar que surjan los colores en el patio.

No quiero llegar al último trago de café y a tener que empezar otro día.

lunes, agosto 14, 2006

Desaprenderte

Los primeros días, después de que te fuiste, seguí sintiendo tu mirada recorrer cada centímetro de mis piernas, y me di cuenta que tus palabras habían penetrado mi piel. Te escribí a diario, cartas que nunca mandé.

No fue fácil. Tuve que olvidarte sin odiarte ya que nunca hubo mentiras ni promesas. Hubiera sido más sencillo borrar tus caricias y tu voz, más fácil olvidar el olor a tabaco de tu piel, si te pudiera odiar. O tal vez hubiera sido aún mejor si pudiera ser indiferente. Pero no te quise odiar y no pude ser indiferente.

Seguí esperando una llamada o un correo, seguí esperando durante días y meses alguna señal de que me recordabas. Me conformé pensando que habrías escrito si fueras indiferente. Triste y único consuelo.

Y ahora te apareces. No, no finges que no pasó nada, tampoco intentas retomar las cosas donde se quedaron. Simplemente algo nos une: ¿un recuerdo?, ¿una posibilidad? No lo sé. Sé que es fuerte, nos permite una comunicación directa, suave, amorosa.

Te dije que no espero nada de ti. Y es cierto. No estoy enojada ni triste.

Pero sé que si me permito acercarnos será más difícil volver a olvidar el olor de tus manos en mi piel, no quiero desaprenderte otra vez. O tal vez es al reves y este no acercamiento hará más difícil separarnos.

jueves, agosto 10, 2006

¿Encuentro?

Salí de la casa como todos los días…no, en realidad salí hacia el otro lado y al llegar a la avenida fue cuando vi el coche de su hija. Lo reconozco porque es pequeñito y verde.

Lo iba manejando un hombre. ¿Podría ser él? En los topes casi lo alcancé pero los pasó muy rápido. Pensé que tal vez era otro coche parecido. Unos segundos topes y alcancé a ver. Era él. ¿Por qué ahora que lo veo, advierto una mueca que antes no notaba? ¿Por qué el verlo no me provoca emoción?

En la siguiente esquina cada quien se fue por su lado, así va la vida. Sin cruzarnos ya. Raro, ver a alguien con quien despertaste al lado tantas veces que ahora pasa a tu lado como cualquier otro.

lunes, agosto 07, 2006

Las calles

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Las calles de la Ciudad de México ya no son las mismas. Hoy caminé por Paseo de la Reforma. Una calle convertida prácticamente en peatonal desde la fuente de Petróleos hasta Avenida Juárez. No la recorrí toda, pero el pedazo que recorrí fue suficiente para saber que no podré volver a pasar por ella sin pensar en los campamentos que hoy están ahí.



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¿De dónde sale tanta gente? ¿A qué hora cambiaron sus vidas por la democracia? No puede uno pasar por los campamentos sin preguntarse estas preguntas y otras más, sin pensar cómo pueden todas estas personas haber hecho a un lado sus vidas para irse a vivir a estos campamentos y a apoyar un sueño. A lo mejor soy pesimista, pero me parece ser que la democracia en este país sigue siendo un sueño.


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Campamento tras campamento. Personas y personas sentadas viendo la tele, jugando ajedrez, cartas o dominó, viendo un espectáculo que se ha armado en la calle para entretener a los que están ahí esperando que el Tribunal decida lo que parece no decidirá. Letreros hechos en cartulinas y mantas que hablan del fraude. Gente que lleva un pequeño listón tricolor para afirmar que apoyan un movimiento. Un movimiento por la democracia. Democracia se me hace una palabra tan pesada de pronunciar y estas persona que están en los campamentos no parecen desvalidos ni desesperanzados, viven por la democracia, viven para hacerla realidad y yo no sé cómo sucederá. Y estas calles que tantas veces he transitado en coche ahora las recorrí a pie, viendo, sintiendo, oliendo, viviendo. Viviendo una necesidad por una certeza que no sé si se dará.

viernes, agosto 04, 2006

Dónde

Entra el sol de la tarde por la ventana. Cae en el piso de madera donde antes había una mesa. Ver esa luminosidad me recuerda las tardes abrazados en el sillón, viendo una película, tomando té o haciendo nada.

Hoy se han llevado todos los muebles y me preocupa encontrar estos rincones en la casa nueva, estas luces o sombras que la hagan especial.

Me paseo por los cuartos en los cuales hicimos el amor, nos veo acurrucados y oigo nuestros gemidos. Me detengo en la terraza a ver pasar los coches, recuerdo las noches en que salíamos a tomarnos un trago y platicar, oigo nuestras risas. Me siento en el gabinete de la cocina donde te sentabas tú a verme cocinar cuando terminabas de hacer la ensalada. La cocina se ve diferente desde aquí, me llegan olores de albahaca, estragón y tomillo.

¿Dónde quedan los recuerdos de las casas cuando te vas de ellas? ¿Se quedan guardados los olores y sonidos en los rincones o simplemente desaparecen?

lunes, julio 24, 2006

Campanas de viento

Se encontraba sentada en la terraza, la tarde comenzaba a convertirse en noche, el sol ya se había escondido y todo era penumbra. Soplaba un viento ligero que hacía sonar las campanas de viento que se encontraban a lo largo del techo de la terraza.

A lo lejos algunas luciérnagas empezaron a brillar. Supo que no llegaría esa noche aunque esperaba que lo hiciera. Una contradicción entre lo que se sabe y lo que se espera: lo que se espera es más fuerte y la certeza de lo que se sabe pasa a un segundo plano.

No podía precisar cuándo había sido la última vez que habían hecho el amor y menos aún la última vez que realmente lo había deseado.

Lo esperaba sin muchos deseos de que llegara. Una vez más sintió que tenían que separarse, pero no quería vivir en la soledad absoluta. Alguna vez le habían dicho que era peor la soledad cuando se está con alguien que no se quiere estar. Ella no lo veía así, le gustaba sentarse en la terraza a esperarlo, deseaba las comidas los fines de semana, la casa llena de gente. Cualquier cosa antes de estar en esta terraza oyendo las campanas y sabiendo que no llegaría. Ella prefería esta soledad acompañada.

Tomó el libro que había estado leyendo antes de que oscureciera y que se encontraba abierto sobre sus piernas. Recogió el separador que había dejado sobre la mesa y marcó el lugar donde lo tenía abierto y lo cerró. Lo mantuvo todavía entre sus manos unos segundos antes de dejarlo sobre la mesa en que estaban dos tazas, una vacía y otra con un resto de té, una tetera con agua ya fría, una canastita con bolsitas de infusiones y una azucarera.

Estiró las piernas y se abrazó, protegiéndose del viento, dándose un poco de calor sola. Adentro de la casa brillaban la luz de un reloj, el parpadeo del foquito de una videocasetera.

Pensó que no llegaría esa noche y que no le daría ninguna excusa. Siguió alerta al ruido del coche que se oiría al subir por el camino de terracería. Buscó los faros del coche. Se imaginaba levantándose a recibirlo, buscando sus brazos y sus labios. Y sin embargo, supo que al llegar no se movería de su silla y sólo diría “llegaste”.

viernes, julio 21, 2006

Valle

Es imprescindible salir del DF cuando se puede. El fin de semana me fui a Valle de Bravo.

Llegamos cuando empezaba a anochecer, justo cuando las luciérnagas se encienden entre los pinos y encinos que bordean el camino. Al poco rato empezó a llover, lo que nos dio un buen pretexto para encender la chimenea.



Las mañanas casi siempre son soleadas y en esta época son muy verdes.



En la tarde otra vez volvió a llover, y los charcos me dieron esta foto.



La Cirrus se hizo de nuevos amigos.



Entre lluvia y no lluvia, salió el sol justo antes de que terminara la tarde.

jueves, julio 20, 2006

Sin humo

Hoy llego a una casa un poco vacía. Tiene los mismos muebles y mi desorden normal, pero me había acostumbrado a otro orden.

También hay un silencio más profundo. Y es que los sonidos habían cambiado brevemente.

Ráfagas

De repente, justo antes de meterme a bañar, o cuando voy manejando de regreso a casa o en cualquier momento del día me llega tu olor. ¿Será que te extraño? O tal vez sólo te pienso.

martes, julio 11, 2006

Seis cosas

Hace algunas semanas o meses (últimamente mi sentido del tiempo anda medio desorientado) circuló por los blogs un “meme” que trataba sobre escribir de seis cosas que uno adora. Aunque a mí nadie me “contagió” tomo la idea.

Caminar por calles desconocidas, llegar a plazas o a rincones en que nunca he estado ni estaré pero que empiezo a conocer, tomar un café o comer algo que no he probado y que tal vez algún día lo haga. Meterme en la vida de personas desconocidas, enamorarme de algunos y detestar a otros, identificarme con todos. Involucrarme con sus situaciones de vida, verme reflejada en ellas y sentir cómo se infiltra dentro de mí conocimiento humano. Esto es lo que me sucede cuando tengo un libro en las manos.

Zambullirme en un mar de agua fría, mojarme los pies con el agua tibia de una playa, ver y oír la lluvia caer una tarde desde mi terraza, un regaderazo de mañana para despertar, pararme bajo el chorro de agua caliente al final del día para que el agua se lleve el cansancio físico, mental o emocional, beber un vaso de agua helada. Estas son algunas de las formas en que disfruto el agua. El líquido transparente que tomamos como dado aunque dicen que no va a durar para siempre. Yo no podría imaginarme el no tener agua para lavar platos, cocinar, o lavarme los dientes. Es un privilegio el sólo abrir una llave y tener una cantidad ilimitada de agua disponible.

Viejos amigos, con los que se tiene la complicidad de la risa. Nuevos amigos con los que se comparte una taza de café o una conversación. Juntarse con amigas a cenar. Pláticas hasta la madrugada. Ver una ventana aparecer en la pantalla de la computadora y conversar de forma electrónica con alguien en otra ciudad o en otro país. Recibir un correo. Entrelazar una mirada y saber que hay un entendimiento. La delicia de sentirte acompañada en la vida, ya sea por gente con la que tienes contacto diario como por aquéllos que ves con suerte una vez al año.

Un bocado de mole, un pan con queso o un risotto. Masticar y esperar que los sabores exploten en la boca. Preparar una pasta para amigos o un curry para mí sola, jugar con las especies para obtener una combinación especial. Recorrer el menú en un restaurante en busca del platillo exacto para el momento. Comer todas las frutas: las conocidas y las desconocidas. Compartir los gustos y disgustos. Encontrar el lugar donde se puede comer el perfecto chile en nogada, una maravillosa langosta, o unas quesadillas de huitlacoche. Cocinar con mi hermano, hacer la cena de Navidad y pastelitos de nuez con mi hermana, hornear una semita con mi tía. Adoro comer y todo lo que tiene que ver con la comida. Puedo hablar de comida hasta el infinito.

La Cirrus que recarga su cabeza en mi pierna. Observar sus estornudos para llamar la atención, sus brincos para avisar que el café está listo. Ver los perros callejeros en Chapultepec buscando el sol para echarse, husmeando entre los árboles, correteándose unos a otros. Verlos en las calles acompañados por sus amos. Ver sus actitudes, sus miradas, sus reacciones a otros perros, a las caricias a las palabras. Jugar con ellos. Me parecen perfecta compañía.

El sabor y sensación del primer café de la mañana.

jueves, julio 06, 2006

Vínculos

¿En qué momento se crea una amistad? ¿En qué momento se pasa de ser un conocido, un compañero de trabajo, o un jefe, a ser un amigo?

Comí con un amigo, al que tenía tiempo de no ver, y aunque sé que es alguien a quien quiero mucho, no sé porqué ahora me pesco desprevenida la calidez de su abrazo. Sé que tenemos un vínculo especial, pero a veces el saberlo no es lo mismo que sentirlo. Y me pregunto, ¿qué nos acerca tanto?, ¿qué nos hace tan amigos?, ¿o es porque nos vemos tan de vez en cuando que nos da tanto gusto vernos?

Cuando trabajábamos juntos no éramos tan cercanos. Cierto que en esa relación cotidiana vives el día a día con tus compañeros de trabajo, de repente platicas algunas cosas personales, y también compartes los sucesos que te ocurren. Pero en esa época no teníamos esta intimidad que se genera ahora apenas nos vemos. Hoy tenemos un vínculo que se siente a nivel estructural. Se siente en la naturalidad con la que platicamos, en la posibilidad de ser quienes somos y de decir lo que pensamos sin tener que recurrir a máscaras o a frases hechas. Me pregunto a qué hora se formó este vínculo, a qué hora los recuerdos de una época o la convivencia diaria se tornó en esta deliciosa amistad.

Supongo que surge de la confianza y admiración mutua, no lo sé. Lo que sé es la sonrisa y la calidez en el corazón con que salí después de comer.

martes, julio 04, 2006

Cambio de planes

Hoy en lugar de tardarme quince minutos en llegar a mi casa me tardé casi dos horas.

Venía con la intención de llegar a escribir un post que me anda rondando la cabeza desde hace unos días, y de irme a mi clase de yoga. Pues no pude hacer ninguno de los dos porque se me hizo tarde para ir a la yoga y llegué tan harta que ya no tengo ganas de escribir.

Es increible que un camión descompuesto haga que el tráfico se vuelva tan lento, tan desesperadamente lento.

miércoles, junio 21, 2006

Visitantes

Estaba en la terraza del hotel bebiendo una cerveza cuando llegaron dos palomas a visitarme. O más bien a comerse mis nueces de la India.




Les regalé una nuez a cada una y luego fue peor porque se empezaron a acercar al plato, tuve que poner el plato en mi regazo.



Me levanté a ver la vista desde la barda (ahí donde esta un muchacho en la primera foto) y por supuesto cuando regresé el plato estaba limpio. Que bueno que me llevé la cerveza conmigo.

jueves, junio 15, 2006

Los primeros días en Brasil

Después de comer una rica feijoada con caipirinhas me fui al Museo de Arte de Sao Paolo. Al llegar estaban algunos músicos levantando sus instrumentos. Ni modo, llegué tarde a la tocada.



En el museo había una exposición deliciosa de Degas. Al salir la tarde ya casi terminaba, oscurece demasiado temprano en esas latitudes a estas altruas del año. Las calles de Sao Paolo son como las de todas las ciudades grandes: llenas de edificios altos. Aunque tengo que confesar que encontré esta ciudad más ordenada y limpia que la mía.



Después de una noche en Sao nos fuimos a Guraujá que está en la costa a hora y media de Sao. Al llegar nos esperaba trabajo. La vista de las palmeras afuera y la gente jugando en la playa no lo hacía muy fácil.



En un descanso aproveché para ir a la playa donde había un par de muchachos practicando capoeira. El día era gris y llovía un poco, igual me quité las sandalias para sentir la arena en los pies y dejar que una ola mojara mis pantalones.



La camará acabó con una gota en el lente que salió como una mancha en todas las fotos siguientes. "Tienes que acordarte de limpiar el lente seguido" fue la instrucción que recibí de un amigo fotógrafo.

viernes, junio 02, 2006

Viajar

Viajar. Siempre me crea una expectativa-emoción-inquietud. La noche anterior duermo mal, entre la preocupación de empacar todo lo necesario y la anticipación de llegar a otro lugar.

Esta vez voy a un país totalmente nuevo y supongo que diferente a lo que conozco: Brasil. No espero nada semejante a lo que he visto de Sudamérica que sólo es algo de Uruguay y Buenos Aires.

Pienso en lo inmenso del país y trato de imaginarme ahí, oyendo este idioma que parece que cantan. Del que entiendo algunas partes y adivino otras.

Mañana pasearé por Sao Paolo, una ciudad con sus calles y sus gentes, sus olores y su luz. Buscaré su identidad o más que buscarla esperaré a que se descubra sola, como hacen las grandes ciudades acostumbradas a ser vistas por tantos turistas curiosos, hombres de negocios indiferentes y algunos viajeros.

Son ciudades que se muestran para quienes quieren ver y que se esconden para quienes no lo quieren. Cada lugar tiene su belleza como cada persona (o casi todas), aunque no siempre sabemos verla o disfrutarla. Cada lugar tiene su individualidad.

Me han dicho que Sao Paolo es feo, y yo me espero una ciudad diferente y linda: será mi primer contacto con Brasil.

lunes, mayo 22, 2006

Latitud y longitud

A veces cuando por la noche veo la luna llena o menguante, te  imagino viendo la misma luna. No sé si tu noche comienza antes que la mía, o después. Cuando es invierno y veo a Orion o cuando es verano y ubico a Cisne en medio del cielo, pienso que tal vez tus estaciones sean más marcadas que las mías.

En las mañanas cuando corro y veo el sol salir, pienso que tu amanecer puede tener distintos colores. O tal vez estás en un lugar donde las nubes permiten que los colores duren más.

Alguna vez al sumergirme en el mar pienso que tal vez tú te metes en el mismo océano o en otro mar. Al subir una montaña pienso que tal vez tu subas la misma cordillera en otra país u otra en otro continente.

Hay días que siento que nos acercamos, otros, especialmente en medio de un viaje siento que nos alejamos. No lo puedo saber con exactitud pues no sé donde estás. Puedes vivir en la calle de junto o del otro lado del mundo.

Te adivino pues sé que un día te encontraré. Entonces con certeza veremos el mismo cielo y tal vez podamos compartir la misma latitud y longitud.

sábado, mayo 20, 2006

Lluvia o flores


Aunque hace semanas comenzó a llover, no sé porqué apenas con la lluvia de ayer sentí que había iniciado la época de lluvias. Me encanta que llueva, pero tengo un conflicto de intereses pues la lluvia tumba las flores de las jacarandas.

Las jacarandas son lo que me reconcilia con el inicio de la primavera. Ya sé que a todo mundo le gusta esta estación, pero a mi no me gusta el calor.

No sé qué es lo que tienen estas flores azulosas que me alegro sólo con verlas.

lunes, mayo 15, 2006

Al despertar

Me gusta cuando te bañas en la noche y te metes a la cama desnudo junto a mí. Al amanecer ya se fue el olor del jabón y todavía no hay ningún olor externo.
Me gusta el sabor de tu aliento al despertar, cuando ya se borró el de la pasta de dientes y todavía no hay rastros de café ni de humo.
Me gusta oír tus primeras palabras de la mañana, cuando tu voz no se ha mezclado con los ruidos del día.
Me gusta ver tus ojos cuando entra la primera luz a la recámara y veo mi reflejo en ellos.
Me gusta recorrer mis manos por tus piernas tibias, con el calor de las colchas y la noche, y sentir como se desperezan.
Me gusta hacer el amor al despertar cuando somos más nosotros mismos, cuando nuestros sabores y nuestros olores aún están intactos.

miércoles, mayo 10, 2006

Recuerdos olvidados

¿Por qué cuando ya no te extraño sigues apareciendo en mis sueños? ¿Por qué demandas mi atención cuando ya no quiero dártela? En estos días tu recuerdo viene rara vez, pero basta una noche en que entres a mis sueños para amanecer con tu presencia persiguiéndome.

Ya no recuerdo tu olor, tampoco recuerdo tu mirada. O lo que quiero decir es que sólo recuerdo tu mirada fría, no la que me hacía llenarme de una ola de aire caliente cuando me veías. Ya no recuerdo lo que tus manos me hacían sentir al acariciarme y detenerse en los lugares que habían aprendido a detenerse. Olvidé también tu sabor en mi lengua, todos los sabores de los distintos rincones por donde la pasaba.

Te fui olvidando, poco a poco. Había días en que me aferraba a alguno de tus recuerdos, no quería que te murieras dentro de mí. Otros en que quería matarte afloraban sonidos y olores, recordándome lo que era vivir a tu lado.

Un día amanecí y ya ni quería olvidarte ni necesitaba recordarte, simplemente las palabras ya no reconstruían una sensación. Y así vivo: sin ti en el presente.

Y sin embargo, hay noches en que te sueño. De mis sueños aún no desapareces, y al despertar te presentas en mis pensamientos insistentemente. No regresan ni los sabores ni las texturas. Sólo son pensamientos tercos que me hacen acordarme de algunas pequeñas y torpes razones por las que un día te amé.

sábado, mayo 06, 2006

El crítico interior

Tengo varios días tratando de escribir algo para publicar. Retomé algunas historias que ya había empezado, comencé otras, pero ninguna me convencía. Hasta que me di cuenta que es el crítico interno el que no me dejaba en paz.

Tengo un crítico muy latoso, y entre más tiempo pasa sin que escriba, más se va aprovechando para no dejarme escribir. Algunas veces apenas si lo escucho murmurar, otras lo ignoro o lo silencio rápidamente, pero conforme pasan los días su voz se va haciendo más y más fuerte y su voluntad va adquiriendo influencia sobre la mía.

Hay días en que también se me aparece físicamente.Parece un hombre inofensivo, usa un sombrero café ligeramente ladeado hacia la izquierda, pero tiene una media sonrisa que me aleja de la computadora. Su voz, algo gangosa, me dice que nada de lo que escribo vale la pena, que no tengo nada importante que decir, y que no tengo ni una forma divertida ni interesante para decirlo.
Cada vez que me siento a escribir, empieza a hablar, a veces a gritar, de tal forma que no logro oírme a mi misma. A veces es tan latoso que ni siquiera me permite comenzar a escribir,  me hace sentir que no tiene ni sentido el esfuerzo de hacerlo.

Tengo que aprovechar los ratos en que se distrae, como ahora, para escribir. No importa qué escriba, lo importante es que logre burlar su autoridad para que luego pueda seguir escribiendo.

Voy sintiendo que me asfixio si no escribo, eso es lo que el crítico quiere: matarme. Afortunadamente hoy me le escapé, escribí estas líneas y ahora mismo las publico.

Trataré de no dejar que regrese para volver a publicar pronto.

jueves, marzo 30, 2006

Unos días en Nueva York (parte 2)



Llegué después de la media noche a NY y todavía al arribar a casa de Luz María nos quedamos platicando hasta pasadas las 3 de la mañana. Ver a viejas amigas siempre es reconfortante.

Luz tiene casi 18 años viviendo en NY, y cada vez que nos vemos, nos despedimos como si nos fuéramos a ver al día siguiente. Es una regla que puso ella desde la primera vez que la fui a ver. Ahora cuando estaba allá recordé esta forma de despedirnos y pensé que de alguna forma asi es: cuando nos volvemos a ver es como si nunca nos hubiéramos dejado de ver.

Cuando salgo de viaje, me gusta que haya algo que marque los días de la estancia, algún pequeño rito que al repetirse hace sentir la permanencia en ese sitio. En esta ocasión fue el café de la mañana. Luz se levantaba y ponía café recién molido. Yo guardaba el sofá cama para tener espacio para sentarnos a tomar el café sin prisa.

No hay nada como las pláticas interminables con las mejores amigas, son pláticas llenas de certeza, nostalgia y futuro.

martes, marzo 28, 2006

Unos días en Nueva York parte 1

Andar por NY con un niño de ocho años me llevó a un parquecito al que de otra forma no hubiera llegado. Gracias Leonardo.

Les dejo algunas imágenes de esa tarde. Leo es el de la segunda foto.



miércoles, marzo 08, 2006

La tienda de electrónica

Conocimos a Monsieur Etian en su tienda de aparatos electrónicos para barcos. Veinticinco metros cuadrados llenos de cajas con conectores, tornillos, cables, partes sueltas y alguno que otro aparato entero.

Hablaba con los ojos más que con palabras. Se movía con dificultad y casi siempre con la ayuda de muletas.

Me intimidaba y al mismo tiempo me atraía su aire de lejanía. Cada vez que íbamos a las tiendas del puerto buscaba alguna pregunta para hacerle. A pesar de la dificultad para entender sus palabras francesas masticadas, logramos entender qué tipo de radio de dos vías era el mejor, y que tal vez era mejor comprar un teléfono satelital. También nos explicó de las sondas y los nuevos GPS. Nos vendió una brújula y un soplete de gas.

El piloto automático no funcionaba y un día vino al barco para ayudarnos a hacer el diagnóstico. Antes de que llegara estábamos inquietos de cómo se subiría al barco. Nunca pensamos que eso sería lo más sencillo pues luego se subió al mástil. No dejó que nosotros nos subiéramos, tenía que hacerlo él. Detectamos que el problema era la brújula conectada al piloto automático.

Al terminar nos sentamos en la cubierta a beber un pasits. Nos contó cómo se había caído el avión que piloteaba y que su compañero había perdido la vida. “A mi no me pasó nada”, dijo, pues le parecía que sus limitaciones para caminar eran inexistentes. Pensé que tal vez había sido a raíz del accidente que ponía cierta distancia, tal vez quería evitar el despedirse de más personas.

Quiso regresar al barco a instalar la brújula, pero tenía mucho trabajo y nosotros mucha prisa. Cuando nos atoramos en la instalación nos dio instrucciones por teléfono. Al día siguiente salimos a velear.

Al regresar al puerto era hora de regresar a México y ya solo fuimos a despedirnos. Quedamos de volver el siguiente verano y de invitarlo a velear.

Ya no volví, ni siquiera cuando se vendió el barco. Me quedé con una deuda que nunca podré pagar.

sábado, febrero 25, 2006

Los deseos y Polaris

Salí de Madrid de noche, era de mañana y me estaba lavando la cara cuando el tren se detuvo. Según el itinerario faltaba media hora para llegar a Barcelona.
Me asomé por la ventanilla, estábamos a unos metros de una estación. Pasaron los minutos y seguíamos sin movernos. Me pareció rara una parada tan larga sin siquiera estar en la estación. Cuando salí a informarme el portero me explicó que había un problema y el tren se quedaría ahí por lo menos una hora más. Me sugirió tomara un autocar para llegar a la estación.
Estábamos en los suburbios de Barcelona. Me bajé y caminé entre piedras hasta la estación de Viladecans. Todos los teléfonos públicos tenían colas y alcancé a oír pedazos de conversaciones “no hay trenes”, “no hay forma de llegar a tiempo”, “la fila del autocar está larguísima”, “no ha pasado un autocar en media hora”. Estos trozos me adelantaron que el autocar no era una opción.
Pasaban de las 8:00, tenía que llegar a Ginebra esa tarde y el único tren salía de la estación de Sants las 9:00. Vicente me estaría esperando, tendríamos pocos días juntos para desperdiciar una noche.
Salí a la calle a buscar un taxi, no había uno solo disponible. Después de algunos minutos lentos me puse a pedir aventón. Nadie iba en la dirección que yo necesitaba.
Caminaba entre coches con mis maletas cargando viendo como se iban los minutos, cuando se paró un taxi en frente de mí. Incrédula le pregunté si estaba libre, y el taxista me respondió “suba, suba”.
El trayecto a Barcelona fue corto, llegué a la estación diez minutos antes de la salida. El tren estaba demorado, todo el sistema estaba detenido. Cerca de las 11:00 de la mañana salimos finalmente.
Disfruté el trayecto de Barcelona a Suiza, después de días viajando con una amiga el silencio me cayó bien. Me la pasé oyendo música, leyendo, viendo las casas en los diferentes pueblos e imaginando lo que se sentiría vivir ahí.

Llegué al Beau Rivage cuando Vicente salía. Pensó en caminar un rato mientras me esperaba. Pagó el taxi y entramos al hotel.
Subimos al cuarto me di un baño, me vestí para salir a cenar. Platique de mis días viajando, él de su viaje a Japón.
- Por cierto, ¿qué me trajiste?.
Sacó una caja larga negra de la bolsa de su saco
- Te lo pensaba dar en la cena, pero como preguntaste.
Siempre dijimos que no queríamos un anillo de compromiso, un collar de perlas lo sustituiría. Nos gustaba la idea del tiempo que se lleva el hacer una perla y yo insistí en que debían ser naturales.
Tomé la caja con desconfianza la abrí con manos torpes. Era mi collar de perlas.
A unas cuadras del hotel había un lugar de fondue. Cenamos uno de queso con una botella de vino francés, no quisimos correr el riesgo de uno suizo en ese momento de celebración.
Caminamos a la orilla del lago, la caminata pospuesta por Vicente en la tarde. Era finales de abril y el clima era frío pero no helado, el cielo estaba cubierto de estrellas. Vimos a Orion y luego buscamos a Polaris, mi favorita para pedir deseos. A esa latitud está en un ángulo 20 grados más alta que como acostumbramos verla en nuestra latitud tropical. Ese día no pedí ningún deseo.

Regresamos al hotel directo a la cama. Nos urgía hacer el amor.
Al terminar nuestros olores se habían mezclado como un perfume donde es difícil distinguir una esencia de otra. Seguíamos acurrucados cuando me dijo:
- Voy a volver con mi esposa.
Me pareció no haber oído las palabras correctas.
- ¿Quieres que sea tu esposa?, -pregunté jugando.
- Sí, claro que quiero, pero ahora tengo que volver con mi esposa –me dijo acercándome a él.
- Pensé que el divorcio estaba a punto de finalizarse. –le dije mientras me apoyaba en un codo separándome de su pecho.
- Estaba, ya lo detuvimos.
- No entiendo, -dije gritando, enojada por el uso del plural- me acabas de dar un collar de perlas que… -puso sus dedos sobre mis labios.
- Nos podemos seguir viendo, no vamos a terminar.
- Esto era temporal, un arreglo temporal –murmuré con lágrimas en los ojos.
- Ella me necesita, ¿no entiendes?
- Siempre dices que sólo a mi lado tienes paz.
- Es cierto, yo te necesito a ti, pero ella me necesita a mí. No puedes ser tan egoísta. Además están mis hijos. Estoy cansado, vamos a dormir, no tiene caso discutir.

Me senté en la cama abrazando mis rodillas con el collar de perlas aún puesto. Pensé que debí pedir un deseo a Polaris. Me quité el collar, lo dejé en la mesa de noche del lado de Vicente quien estaba profundamente dormido. Que bueno que no desempaqué, me puse los jeans con los que había viajado y salí del cuarto.

miércoles, febrero 15, 2006

Luna de invierno

She borrows light
That, through the night,
Mankind may all acclaim her!
And, truth to tell,
She lights up well,
So I, for one, don't blame her!
Ah, pray make no mistake,
We are not shy,
We're very wide awake,
The moon and I!
- Topsy Turvy, Gilbert & Sullivan


Hoy me levanté temprano, a pesar de que no dormí bien. Quise llegar al lago antes de que amaneciera. La luna estaba esperándome. En la noche de luna llena mucha gente le platica y no atiende a todos. Yo prefiero las madrugadas. La luna se calla cuando empieza a amanecer, y ayer llegué cuando el sol comenzaba a salir.

Hoy aunque ya no era llena, me acompañó mientras corrí y platicamos. Alcanzó a contestar mis preguntas, aunque con algunas palabras entrecortadas. Asi le sucede cuando ya no está llena.

¿Qué me dijo? Eso queda entre la luna y yo.

Four (pero no Seasons)

Toño me infectó, y como no dejó instrucciones copio hasta el título.

4 trabajos que he tenido
• Consultoría
• Textiles artesanales
• Finanzas
• Financiamientos

4 películas que puedo ver una y otra vez
• Love Actually
• Wings of Desire
• Charriots of Fire
• Closer

4 lugares donde he vivido
• Monterrey
• Condesa (D.F.)
• Villa de Santiago
• Un barco llamado Matilda

4 programas de TV que veo
• Desperate Housewives
• Friends
• Northern Exposure

4 lugares adonde he ido a vacacionar
• Oaxaca.
• San Cristóbal de las Casas
• Paris
• Nueva York

4 de mis platillos favoritos
• Chiles en nogada
• Risotto porcini
• Pasta de cualquier forma
• Todos los quesos

4 sitios que visito
www.imdb.com
www.rae.es
www.proverbia.net
www.snopes.com

4 lugares donde preferiría estar ahora
• Un barco en el Mar de Cortez
• Francia
• Nueva York
• San Cristóbal de las Casas

4 bloggers a los que infecto con este meme
Dharma
Noemi
Pablo
Claudia

domingo, febrero 12, 2006

Diálogo

Un pequeño ejercicio. Se acepta todo tipo de críticas, como siempre. Me gustaría saber si se siente alguna diferencia de edades entre las dos mujeres.


Teresa: Alguna vez yo también creí que uno podía ser mejor al lado de alguien.
Laura: Yo estoy segura que soy mejor al lado de Oscar.
Teresa: Cuando vi la película “Accidental Tourist”, me parecía que habían captado exactamente lo que yo pensaba en ese sentido con una escena hacia el final.
Laura: No la recuerdo.
Teresa: ¿La película o la escena?
Laura: La película sí, creo. Es una con la de la voz ronca… Turner que se separa de su marido que es William Hurt porque conoce a la que ahora sale de presidenta.
Teresa: Geena Davis. Pero se separan porque se muere un hijo de ellos y los dos se culpan a sí mismos y al otro también.
Laura: Ya recuerdo, luego es que él conoce a esta chava que entrenaba perros o algo así.
Teresa: Exacto. Y hacia el final Turner regresa con él y parece que todo va bien hasta que una mañana él le dice que se tiene que ir a pesar de que la quiere mucho. Le explica que no es suficiente amar a alguien, que es más importante quién eres cuando estás con una persona.
Laura: ¿Ves? Es lo que yo digo.
Teresa: Y también lo que yo pensaba. Creo que es una justificación.
Laura: Uno elige estar con alguien y elige dar lo mejor cuando se está con esa persona. ¿Por qué lo ves como justificación?
Teresa: También implica que sola no eres todo lo que puedes ser.
Laura: No necesariamente, sólo que eliges.
Teresa: Es lo que quieres creer, creo que se le llama dependencia aunque yo también lo llamé amor.


miércoles, febrero 01, 2006

El voto inútil

En cinco meses serán las elecciones para presidente de México. No hay un solo candidato que me parezca reconfortante y no puedo dejar de preguntarme qué hicimos mal.

Hace seis años tuvimos las primeras elecciones presidenciales en que no ganó el partido que había estado en el poder por tres cuartos de siglo. Y me parece absurdo que si hubo un cambio de partido y una aparente apertura a la democracia, ahora las opciones sean tan patéticas.

A cualquiera que le pregunto por quién piensa votar me contesta, junto con el nombre del candidato: por el “menos peor”. Hasta ahora nadie me ha contestado convencido de la elección en sí misma.

El domingo en una comida, comenté que yo preferiría votar por alguien que no sea ninguno de los tres que encabezan las opciones, ya que esos tres me parecen detestables. Todos me dijeron que había que hacer un voto útil. Claro que quienes hablan de voto útil lo dicen porque quieren que se respalde al candidato que ellos consideran menos malo.

Entonces pregunté como se puede votar por un candidato que no defiende los derechos de las mujeres a lo que me respondieron que era más importante la situación económica del país.

No entiendo cómo se atreven a llamarle útil a un voto en que se tiene que elegir una cosa u otra.

domingo, enero 29, 2006

Te lo dije

- Te dije que no tenía sentido, que no se lograría nada.
Trato de abrazarla y se aleja de mí, con las manos cubre su cara. Sé que tiene razón y quiero creer que no  la tiene. Durante este proceso me he preguntado en más de una ocasión si es mi pleito o es el suyo. Me he preguntado si hay que defender los principios o a las personas.
- Todavía no sabemos.
- Yo sí lo sé. Ahora soy una puta.
- No digas eso hija, – y añado casi gritando, – ¡nadie puede pensar eso!
- Si vieras como me ven en la prepa, como oigo que murmuran cuando paso, -las lágrimas se juntan en la barbilla donde las quita con la mano, pues no toma el kleenex que le ofrezco.
Nuevamente trato de abrazarla, esta vez se levanta y camina hacia la banca de junto. Durante el proceso se cuestionó su forma de vestir, el que había salido con el muchacho, el que se había dejado fajar varias veces y hasta se cuestionó su virginidad. Como si ser virgen o no serlo le diera una cualidad moral diferente.  
Hoy por la mañana no sabía qué ponerse, sus pantalones los sentía muy entallados, sus blusas muy escotadas. Llegó a preguntarme si le podía prestar algo de mi ropa.
Empiezo a creer que el proceso la ha hecho cuestionarse a sí misma en lugar de sentirse segura. Tal vez no pensé cuando le dije que tenía que denunciarlo, pero me pareció lo normal, lo necesario. Y hoy que he vivido los cuestionamientos nada parece tan claro. Todos dudan de su palabra. Hasta ella misma empieza a dudar si ella provocó la violación.
¿Cómo se le da certeza a las mujeres si no es sabiendo que tienen derechos? Y si en el momento el hombre puede imponerse por su fortaleza física, que eso tiene un costo, una pena.
Debí escuchar a mi hermano Vicente:
- Una buena madriza eso es lo que necesita ese cabrón. Yo se la doy con mucho gusto, o te consigo a alguien que lo haga.
- No, como se te ocurre, para eso son las leyes.
- Sigue creyendo, Aurora, sigue creyendo. Unas buenas patadas en las costillas, o mandarlo violar, no fallan. Eso es más efectivo que cualquier ley.
Pienso que es una suerte que la juez es una mujer, que debe haber algún tipo de empatía, que no puede pensar que la forma de vestir le da derechos a los hombres.
Me acerco a la banca donde está sentada mi hija.
- Es hora, -le digo.
La que me voltea a ver no es mi niña, es una mujer que ha perdido su ingenuidad. Se levanta con una actitud desafiante que enmascarará de hoy en adelante sus lágrimas y su vulnerabilidad.

Al oír la sentencia lo único que puedo pensar es que todos tendrán razón de decirme “te lo dije”.

viernes, enero 27, 2006

Agua de vida

Me sirvo un marc, y el olor del eau de vie me trae de golpe el recuerdo de la tarde en que lo tomé por primera vez.

Cuando regresé del viaje del que traje la botella, esperaba los raros momentos de soledad para tomar este licor. Se convirtió en un ritual, servirlo y sentarme a revivir aquella tarde.

Estoy en la comida de clausura de la conferencia anual de horticultura. Las personas sentadas a cada uno de mis lados discuten asuntos técnicos encima de mí. Yo estoy en medio de los dos fastidiada de que sigan luciéndose, compitiendo a ver quién sabe más.

Cuando llega él a sentarse en la mesa lo volteo a ver y le hago una mueca de fastidio, a la cual él contesta con un gesto divertido. Nos habíamos visto varias veces en la semana sin cruzar palabra. No hay mucha posibilidad de platicar pues se sienta del otro lado de una mesa larga.

Al dar el primer bocado de un paté que parece han dejado descubierto tres días con en pan reseco, decido irme. Ya no estoy dispuesta a seguir escuchando los mismos temas de cada desayuno-comida-cena de la última semana. Lo veo a los ojos, me levanto y me dirijo a la puerta. Sé que vendrá tras de mí, y si no lo hace no importa, ya ha sido demasiada conferencia y mala comida.

En la puerta del hotel nos encontramos, tomamos un taxi y nos vamos a un restaurante del puerto. Nos reímos de los intelectuales que siempre quieren sobresalir, de los ponentes que nos quisieron aleccionar como si fueran portadores de la verdad absoluta, de los que hablan de los vinos como si estuviera en juego una mención honorífica. También nos reímos de nosotros, de nuestra escapada y nuestra intolerancia con toda esta gente. Nos reímos como se ríen viejos amigos o nuevos amantes.

Comemos sin prisa, comenzando por un paté fresco con un baguette del día. Nos detenemos en cada bocado para evitar que termine la comida. No sabemos qué vendrá después, o tal vez no estamos listos para el después.

- Pidamos un marc, -me dice- es una eau de vie de la región.
- No lo conozco, prefiero un cognac.
- No, -insiste- tienes que probarlo.

Traen una botella de cuello largo a la mesa para servirlo. Tomo la copa entre las manos y lo huelo. El olor me penetra lentamente por todo el cuerpo. Le doy un sorbo y siento que se escurre lentamente por la garganta y de ahi se resbala a mis brazos, vientre y piernas. En ese momento siento una urgencia de que él me penetre tan lentamente como el licor. Toco su brazo con las yemas de los dedos y le digo que pidamos la cuenta.

Salimos del restaurante, estamos por tomar un taxi cuando vemos el letrero de un hotel a dos puertas. Nos tomamos de la mano y caminamos hacia él sin necesidad de palabras. Nuestro hotel seguramente sigue repleto de pláticas técnicas que queremos evitar tanto como los ojos de los que insisten en esos temas.

Pasamos el resto de la tarde y toda la noche platicando y haciendo el amor. Platicamos con la intimidad que se crea, a veces, con un desconocido que no volveremos a ver

A la mañana siguiente volamos de regreso a nuestras casas. La de él estaba a unas cuantas horas, la mía, al otro lado del Atlántico. Como despedida me regaló una botella de marc.

De otras historias hablé con mi marido. No sé si fue este silencio el que nos distanció, o si guardé silencio por la distancia que ya había.

La botella me la tomé poco a poco, sólo en aquellos momentos en que estaba sola y podía llorar. No lloraba por querer extender lo que solo podía durar ese instante. Lloraba por sensaciones pasadas y las risa de complicidad que ya no tenía. Cuando en la botella sólo quedó un último trago dejé de llorar, o eso pensé.

Hoy al tomarme el último marc y me doy cuenta que nunca dejé de llorar.

martes, enero 24, 2006

Cinco extraños hábitos o hábitos extraños

No debe ser lo mismo extraños hábitos que hábitos extraños, y los míos son más bien del segundo tipo. No creo tener hábitos demasiado extraños, o en todo caso, como son míos me parecen bastante normales.

Como tengo tanto de no poner un post, y primero me invitó Noemí y ahora me invitó Dharmita, pensé que era un buen pretexto para escribir aunque sea algunos hábitos no tan extraños.

Instrucciones:
El primer jugador de este juego inicia su mensaje con el título "5 extraños hábitos tuyos". Las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito, de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente este reglamento. Al final, debéis escoger 5 nuevas personas a indicar y añadir el link de su blog o diario web. No olvidéis dejar un comentario en su blog o diario web diciendo "Has sido elegido" y dices que lean el vuestro.

Hábitos:

  1. Me gusta correr mientras amanece. Empezar cuando todavía está oscuro y que amanezca mientras corro. Si hace frío mejor.

  2. El café debe estar muy caliente, y la cerveza muy fría. Los sabores de los líquidos cambian radicalmente con la temperatura.

  3. Cierro los ojos al tomar agua, o al comer algo que me gusta mucho. Siento que así me entran más los sabores. Y sí, el agua también tiene sabor aunque su definición diga que no lo tiene.

  4. Cuando estoy muy cansada mentalmente o antes de resolver algo necesito jugar algún juego. Me gustan especialmente los de palabras o los rompecabezas, pero hasta el busca minas tuvo su momento.

  5. Las sábanas y la almohada deben estar frescas, aunque haga frío. En la noche cuando despierto siempre volteo la almohada al lado más fresco. Las almohadas y edredones de pluma son mis favoritos porque no conservan el calor.

Y aunque parece que soy del tipo de seguir instrucciones, ahora voy a ignorar la última parte de las instrucciones y no voy a escoger a 5 nuevas personas, lo dejo a los que tengan ganas de hacerlo. Si lo hacen, avisen.

jueves, enero 05, 2006

Ninguno de los dos (version 2)

(Nota: Para los que ya leyeron el post de ayer... pues ni modo, es repetido pero editado. Para los que no, mejor lean esta versión. O si andan muy literarios lean las dos y me dicen cuál prefieren. )


No quiero acabar de despertar, siento tu cuerpo tibio al lado del mío y sé que se esfumará la rudimentaria intimidad que construimos al hacer el amor anoche. Nuestra cercanía se deshace fácilmente con cualquier movimiento o gesto, con una sílaba pronunciada a destiempo.

Al principio la intimidad se reforzó con cada palabra y cada silencio por igual. Hasta los desacuerdos fabricaron nudos que nos ataron invisiblemente.

Tu respiración a mi lado por la noche, tu mirada por encima de los lentes de lectura al llevarte un té, tu forma de acomodar el sartén para que quede justo en medio de la llama de la estufa, tu necesidad de besos y abrazos por la mañana, el olor a leña que tiene tu ropa como si dentro de ti hay un tronco que se quema y ahúma todo.

Cada gesto fue trenzando hilos delgados que se entrelazaron para hacerlos irrompibles. Nos confirmamos la indestructibilidad del vínculo, no sólo con palabras, también en la cama. Me tomaste con una certeza que perforó la piel y se infiltró por la sangre: se creó una realidad incuestionable.

No supe en qué momento dejaste de verme, tus ojos se quedaron fijos en la lectura, si acaso murmuraste un "gracias", una palabra innecesaria entre nosotros. O tal vez fui yo la que dejé de llevar el té porque ya no necesité descubrirme con tus ojos.

Un día que regresaste del trabajo tarde o yo temprano, la forma de hacer el amor cambió. Dijimos que estábamos cansados, que es la mejor forma de no explicar nada. Nos sentamos a ver la tele con las manos enlazadas.

Buscamos regresar al pasado en lugar de crear nuevas cercanías. Hoy creo que la historia nos hizo permanecer más allá de los tiempos razonables. Debimos ser capaces de irnos, sin pleitos, sin reproches, dando las gracias por lo que fue, aceptando que el pasado no se puede revivir. En cambio, nos empeñamos en buscar las razones, en culpar el uno al otro, y en tratar de cambiarnos.

Los hilos se fueron rasgando uno a uno, dejando terminaciones nerviosas expuestas. Un día dejaste de acompañarme en la cocina, ya no pusiste el sartén en su lugar, y en tu ausencia yo sentí que me machuqué un dedo en la puerta.

Otro día no busqué tus labios antes de levantarme de la cama, y probablemente sentiste una languidez como si te comenzara a dar gripa.

Algunas noches buscamos recuperar las sensaciones irrecuperables, pero los reproches me cubrieron el cuerpo y no me dejaron sentir tus manos, y la indiferencia hizo que mi saliva te supiera amarga. Nada nos preparó para descubrir que nuestros cuerpos ya no reaccionan igual a las caricias.

Ninguno de los dos quiere pronunciar las palabras o simplemente tomar sus cosas e irse. Hacer el amor anoche fue otra forma de resistencia. En el momento que me mueva o pronuncies una palabra comprobaremos que todas nuestras terminaciones nerviosas están sensibles y que la frustración ha empezado a convertirse en violencia pasiva.

La relación la fabricamos los dos, por eso ni tu ni yo nos atrevemos a terminarla.

miércoles, enero 04, 2006

Ninguno de los dos

No quiero acabar de despertar, siento tu cuerpo tibio al lado del mío y sé que si despierto se esfumará la rudimentaria intimidad que construimos al hacer el amor anoche. La cercanía se deshace fácilmente con cualquier movimiento o gesto, con una sílaba que se pronuncie a destiempo.

Al principio la intimidad se reforzaba con cada palabra y cada silencio por igual. Hasta lo que nos separaba fabricaba nudos que nos iban atando invisiblemente, formando un cuerpo palpable.

Tu respiración a mi lado por la noche, tu mirada por encima de los lentes de lectura cuando te llevaba un té, tu forma de acomodar el sartén para que quedara justo en medio de la llama de la estufa, tu necesidad de besos y abrazos por la mañana, el olor a leña que tiene tu ropa como si dentro de ti estuviera el tronco que se quema y ahúma todo.

Cada gesto se repetía confirmando tu presencia diaria, trenzando hilos delgados que se entrelazaban para hacerlos irrompibles. No nos cansábamos de repetirnos la indestructibilidad del vínculo, no sólo con palabras, también en la cama, me urgías con tus caricias a saberlo, me tomabas con una certeza que perforaba la piel y se infiltraba por la sangre, creando una realidad incuestionable.

No supe en qué momento dejaste de verme cuando te llevaba el té. Tus ojos seguían en tu lectura, si acaso murmurabas un "gracias", una palabra innecesaria porque antes se leía en tus ojos. O tal vez fui yo la que dejé de llevar el té porque ya no necesitaba que tus ojos me descubrieran.

Un día que regresaste del trabajo tarde o yo temprano, la forma de hacer el amor cambió. Decíamos que estábamos cansados, que es la mejor forma de no explicar nada. Luego dejamos de hacer el amor, nos sentábamos a ver la tele con las manos enlazadas, algunos días parecía que un hilo las sostenía juntas. Quisimos pensar que el cansancio se pasaría y volveríamos a sentir como antes.

Buscamos regresar al pasado, queríamos recrear lo que sentimos en lugar de inventar cercanías nuevas, seguros de que lo que hubo se podía repetir. Hoy creo que la historia nos ha hecho permanecer más allá de los tiempos razonables, sin querer aceptar que la relación se acabó. Debimos ser capaces de irnos, sin pleitos, sin reproches, dando las gracias por lo que fue, aceptando que no podremos revivir lo que hubo. Nos empeñamos en buscar las razones, en culparnos, y en tratar de cambiar al otro.

Hay tantos porqués sin contestación que debíamos aprender a aceptarlos: por qué te enamoras de alguien, por qué comienzas a odiar a quien amaste, por qué no puedes amar a quien te ama. Como si de veras hubiera razones para amar. Y si no las hay, cómo las podría haber para desamar. A veces se habla de desilusiones, infidelidades, engaños, todos son explicaciones racionales de lo que no se puede razonar.

Los hilos se fueron rasgando uno a uno, dejando terminaciones nerviosas expuestas. Un día dejaste de acompañarme mientras cocinaba, ya no ponías el sartén en su lugar, la cocción llevaba más tiempo, y tu ausencia hacía que se rompiera un hilo, yo sentía que me había machucado un dedo en la puerta.

Otro día no busqué tus labios antes de levantarme de la cama, y probablemente sentiste como otro hilo se rompía y te producía una languidez en el cuerpo como si te comenzara a dar gripa.

Algunas noches nos buscábamos queriendo recuperar las sensaciones irrecuperables, pero los reproches me cubrían el cuerpo y no me dejaban sentir tus manos, y la indiferencia hacia que mi saliva te supiera amarga. Nada nos preparó para descubrir que nuestros cuerpos ya no reaccionaban igual a las caricias.

Ninguno de los dos quiere pronunciar las palabras o simplemente tomar sus cosas e irse. Hacer el amor anoche fue otra forma de resistencia. En el momento que me mueva o pronuncies una palabra comprobaremos que todas nuestras terminaciones nerviosas están sensibles y la frustración ha empezado a convertirse en violencia pasiva, que es la más destructiva.

La relación la fabricamos los dos, por eso ni tu ni yo nos atrevemos a terminarla.

domingo, enero 01, 2006

Recuento

Muchos empiezan el año haciéndose promesas, que si las dietas, el ejercicio, lo de siempre. Supongo que un inicio de año es un buen pretexto para hacerlo.

Yo alguna vez lo he hecho. Este año pienso que no tiene mucho sentido, que el cambio de un año a otro es una convención, claro que se ha infiltrado en nosotros y parece requerir especial atención.

Este inicio de año me hace pensar en el recién terminado. El 2005 fue un buen año para mí, no me quejo. Desde hace varios días hago un recuento mental de lo que fue el año.

Empecé a ver la salida de una depresión demasiado obscura en la primavera, una tarde de abril fue el inicio de mi recuperación. Hubo alguien que me hizo ver, sin palabras, lo absurdo de mi tristeza. Estaba comiendo con él, en frente del parque de Polanco, contándole del final de mi relación de 17 años con el que pensé sería mi compañero para el resto de la vida. Recuerdo que vi hacia el parque y sentí que el pasado se acomodaba de una forma diferente. Tal vez porque su mirada se enlazó con la mía, y me dejó ver la historia que le contaba con sus ojos, o tal vez lo que necesitaba era compartir con él un pescado con papás cocinado al estilo portugués para dejarme reír de nuevo. La recuperación no se dio en un instante, sé que venía sucediendo desde antes, desde que traté de deshacerme de la tristeza o que me permití ese encuentro, pero recuerdo la sensación de ese instante. Sentí como la luz se acomodaba para iluminar los objetos de una forma diferente y los podía ver con una nueva nitidez.

Fue él también quien me permitió regresar a la escritura. Había dejado de escribir y pocos días después de esa comida, él me cuestionó mi trabajo, creía que no era algo satisfactorio para mí, y es cierto. Mi trabajo siempre ha sido una forma de obtener ingresos y me divierte pero no me deja satisfecha. Necesitaba algo más, y comencé a escribir de nuevo. Al principio sólo para mí, luego encontré los blogs.

Fue Pablo quien me introdujo a los blogs a través del suyo: Zonaentremareas. Después de leerlo y pasear por otros, acabé haciendo el mío. He disfrutado mucho de este espacio. Cuando escribía sólo para mí nunca terminaba nada y tampoco me esforzaba por buscar claridad en lo que escribía. Además, saber que uno de mis escritos hace sentir algo a alguien, me incita a seguir escribiendo.

Poco antes de que empezara el invierno las palabras sencillas de un poeta me permitieron entender que no hay que buscar las mismas sensaciones del pasado, hay muchas nuevas que se pueden disfrutar.

El 2005 empezó sin prometer mucho, no tenía ninguna expectativa, tal vez por eso me parece que fue un buen año.