miércoles, junio 21, 2006

Visitantes

Estaba en la terraza del hotel bebiendo una cerveza cuando llegaron dos palomas a visitarme. O más bien a comerse mis nueces de la India.




Les regalé una nuez a cada una y luego fue peor porque se empezaron a acercar al plato, tuve que poner el plato en mi regazo.



Me levanté a ver la vista desde la barda (ahí donde esta un muchacho en la primera foto) y por supuesto cuando regresé el plato estaba limpio. Que bueno que me llevé la cerveza conmigo.

jueves, junio 15, 2006

Los primeros días en Brasil

Después de comer una rica feijoada con caipirinhas me fui al Museo de Arte de Sao Paolo. Al llegar estaban algunos músicos levantando sus instrumentos. Ni modo, llegué tarde a la tocada.



En el museo había una exposición deliciosa de Degas. Al salir la tarde ya casi terminaba, oscurece demasiado temprano en esas latitudes a estas altruas del año. Las calles de Sao Paolo son como las de todas las ciudades grandes: llenas de edificios altos. Aunque tengo que confesar que encontré esta ciudad más ordenada y limpia que la mía.



Después de una noche en Sao nos fuimos a Guraujá que está en la costa a hora y media de Sao. Al llegar nos esperaba trabajo. La vista de las palmeras afuera y la gente jugando en la playa no lo hacía muy fácil.



En un descanso aproveché para ir a la playa donde había un par de muchachos practicando capoeira. El día era gris y llovía un poco, igual me quité las sandalias para sentir la arena en los pies y dejar que una ola mojara mis pantalones.



La camará acabó con una gota en el lente que salió como una mancha en todas las fotos siguientes. "Tienes que acordarte de limpiar el lente seguido" fue la instrucción que recibí de un amigo fotógrafo.

viernes, junio 02, 2006

Viajar

Viajar. Siempre me crea una expectativa-emoción-inquietud. La noche anterior duermo mal, entre la preocupación de empacar todo lo necesario y la anticipación de llegar a otro lugar.

Esta vez voy a un país totalmente nuevo y supongo que diferente a lo que conozco: Brasil. No espero nada semejante a lo que he visto de Sudamérica que sólo es algo de Uruguay y Buenos Aires.

Pienso en lo inmenso del país y trato de imaginarme ahí, oyendo este idioma que parece que cantan. Del que entiendo algunas partes y adivino otras.

Mañana pasearé por Sao Paolo, una ciudad con sus calles y sus gentes, sus olores y su luz. Buscaré su identidad o más que buscarla esperaré a que se descubra sola, como hacen las grandes ciudades acostumbradas a ser vistas por tantos turistas curiosos, hombres de negocios indiferentes y algunos viajeros.

Son ciudades que se muestran para quienes quieren ver y que se esconden para quienes no lo quieren. Cada lugar tiene su belleza como cada persona (o casi todas), aunque no siempre sabemos verla o disfrutarla. Cada lugar tiene su individualidad.

Me han dicho que Sao Paolo es feo, y yo me espero una ciudad diferente y linda: será mi primer contacto con Brasil.