El recuerdo más fuerte de mi abuela materna es el de sus desayunos de avena. Murió cuando yo tenía 8 años, por lo que recuerdo pocas cosas de ella: su pelo largo y canoso que siempre llevaba recogido excepto después del baño, el día que me hizo tomar leche sola y como nos cuidaba a mis hermanos y a mí cuando nos enfermábamos.
No puedo comer un plato de avena sin pensar en ella, su serenidad al cuidarnos: tomándonos la temperatura, acercando una cubeta si teníamos que vomitar, cambiando las sábanas si las habíamos mojado por el sudor de la fiebre.
Aunque siempre la recuerdo como flexible y nada autoritaria, un día que me quedé a dormir en su casa me obligó a tomar leche sola. Desde que tengo memoria, nunca me gustó el sabor de la leche sola, puedo comer cualquier víscera o insectos (menos cucarachas), y todos los lácteos, incluida la nata, pero no puedo dar un solo trago de leche. Hasta su olor me desagrada.
Hoy desayuné un plato de avena a su modo: acompañada de una tortilla de harina con mantequilla. La receta exige que la tortilla se ponga a dorar en el comal y se unte la mantequilla todavía en el fuego, para que se derrita bien. Es un maravilloso contraste entre lo dulce de la avena con lo salado de la tortilla. Con cada bocado me vino la imagen de ella sentada en una mecedora en el patio de su casa con el pelo suelto recién lavado que dejaba secar al aire todas las tardes y su sencillo olor a jabón.
domingo, diciembre 11, 2005
Recordando
Publicadas por Tramontana a la/s 14:32
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3 comentarios:
Tu abuela me recuerda a mi bisabuela, sobre todo en el modo de secar el cabello todos los dias despues de lavárselo. Ella murió a los noventa y pico, cuando yo tenia como 6 o 7 años. Era muy divertida.
Lau: probablemente tu bisabuela era de la generación de mi abuela. Siempre pienso que esas son las abuelas de las canciones de Cri-cri, las de hoy no lo parecen.
Hermoso, sencillamente hermoso
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