domingo, diciembre 11, 2005

Libre a Toluca

No era la primera vez que veía esa mirada. Salimos del café juntos, pero en lo que esperaba a que le trajeran el coche comencé a caminar, casi a correr. No estaba convencida de querer huir, tampoco lo estaba de poder quedarme. Como era domingo, no había tráfico y me alcanzó muy rápido. Yo seguí caminando.

Me gustaba mucho este chavo. Era excepcionalmente guapo y normalmente muy atento, pero demasiado celoso. Ya en otra ocasión me había cuestionado “¿quién es ese al que saludas de beso?” “te detuviste demasiado en el abrazo que le diste a tu amigo”. La última vez me dio una cachetada, y me dejó algunas marcas de estrujones en los brazos. Por eso hoy, al ver de nuevo esa mirada quise huír.

Estacionó el coche en una callecita por la que yo iba caminando. Tal como lo esperaba, comenzó a insultarme y a cuestionarme. Me arrancó el celular de mi mano, y luego me ordenó que me subiera al coche. Estaba a punto de cargarme o arrastrme al coche, cuando se abrió la puerta justo al lado de donde estábamos parados. Salió una señora con un perro blanco pequeño.

El se fue inmediatamente al coche y la señora se me quedó viendo. Me dijo en una voz muy baja “¿estás bien?”, yo fingí no oírla, me dio mucha pena y seguí caminando.

Al llegar a la esquina la calle topaba. Esperé a que él diera la vuelta para irme en sentido contrario. No tardó en echarse en reversa y volver a seguirme. Por qué no fui capaz de decirle a la señora “no estoy bien, necesito ayuda”. ¿Por qué me hago la valiente?

Quería recuperar el celular, sobretodo porque no sabía como irme a mi casa desde ahí. Acababa de marcarle a mi hermana, por eso aún lo tenía en la mano cuando se bajó del coche y me lo quitó. Sabía que había ido al cine, pero cuando mucho en una media hora, la localizaría.

Se volvió a bajar del coche, pero esta vez empezó a llorar. Me pidió perdón, me dijo que nunca más volvería a tener este tipo de reacciones. Me dijo que entendía que estuviera asustada, pero que todo lo que hacía era porque me amaba. Nadie nunca me lo había dicho. Lo abracé y acabé subiéndome al coche nuevamente. Lo sentí tan débil, tan frágil. Además me amaba.

Después de abrazarnos y contentarnos me empezó a besar y dijo que me llevaría a casa. En el camino me empezó a acariciar las piernas, a subir un poco la falda. Yo no me sentía con ganas de ese tipo de caricias después de lo que había pasado. Empezamos a forcejear. Se dio vuelta en U y tomó hacia la carretera libre a Toluca. Se estacionó en el acotamiento me forzó a chuparlo, me arrancó los calzones y se metió en mí. A penas terminó me volvió a insultar y me obligó a bajarme del coche.

Ahora camino de regreso hacia la ciudad y quisiera que hubiera alguien más que me preguntara si estoy bien, para poder contestar lo que debí decirle a la señora del perro: “no, no estoy bien.”

17 comentarios:

Pablo Perro dijo...

Muy buena la narración, en serio.

Anónimo dijo...

Quiero creer que es solo una narración, porque de no ser así, solo habría dos cosas por hacer:
1. Demandar a ese $%#&/(@¬& enfermo infeliz, que se escuda en las lágrimas de cocodrilo para abusar de una mujer.
2. Alejarte cuanto antes de él; esto no pinta nada bien.

Cuídate

Tramontana dijo...

P: Gracias por tu comentario.

Dario: Quédate tranquilo, yo no soy la de la narración.

Argüello dijo...

Exquisitamente trágico. Coincido con el Perro, muy buena narración.

Dharma dijo...

Qué filón de oro el que nos vas mostrando con cada texto!!!
Sacá la veta y dejanos disfrutar del resplandor enceguecedor!
Un beso.

Anónimo dijo...

Muy buen relato. Me alegra MUCHO saber que no eres tú la que vivió eso, que todas podemos vivir o hemos vivido alguna (s) vez.

Besos!

Tramontana dijo...

Toño: Me anima saber que puedo ser trágica. Gracias.

Dharmita: Que lindas palabras, no estoy segura de merecer tan maravilloso halago pero seguiré haciendo mi mejor esfuerzo. Beso grande.

Noemi: Sé que es algo que pasa muy frecuente, más de lo que pueda salir en las estadísticas.

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

Una vez le comenté que Usted tenía –y tiene- muy buena pluma. Ésta pequeña joya, dura, directa y tan real es muestra de ello.

Todo lo mejor para Usted.

PS: Gracias por visitar la que siempre será su casa, eso se agradece.

Bruja_In_Love dijo...

Me gustó mucho la historia... será mi morbosidad exaltada por la luna llena.

Julio Suárez Anturi dijo...

Sórdida y realista, una historia que retrata nuestra cultura machista latinoamericana.
Sin embargo, en alguna oportunidad pregunté a un profesional sobre este tipo de conductas, si constituían una alteración de la personalidad, merecedora de sapos y lagartijas -como los de Darío-, y me dijo que no necesariamente; que, inclusive, esa conducta del hombre podía considerarse normal.
Caso distinto en la mujer, en calidad de víctima, producía y ahondaba sus sentimientos de inestabilidad.
No sé. A mí me pareció realista.

Pablo Perro dijo...

Y ami elcomentario de Julio me parecó el de quien trata de darse importancia diciendo cosas confusas para que suenen profundas.

Si, soy un amargado, y que? También tengo la razón.

Julio Suárez Anturi dijo...

Perrofeliz, yo también miro el sol pasando entre los edificios altos, o cubriendo los parques de luz y calor, miro los autobuses que ronrronean mientras se arrastran por las calles.
A mí también me pareció buena la narración, y no en serio, sino buena, sórdida y realista.
¿Cuál es la confusión? ¿Cuál importancia, Perrofeliz, si soy un convencido, y seguramente muchos años antes que tú –no porque quiera darme importancia, sino porque tengo más mundo entre pecho y espalda–que todo nace y muere en el lapso de unas horas, y muchas cosas coexisten en el mismo lugar en panoramas totalmente diferentes. Ahí vivo.
La conducta que la narración muestra, de un hombre y una mujer, que considero sórdida y realista, pareciera ser anómala. Como yo alguna vez tuve esa sensación, viviendo la vida, lo consulté: ¿Un hombre que actúa así –que puedo ser yo, o puedes ser tú, Perrofeliz–, tiene problemas mentales? ¿Una mujer que actúa así, frente a un hombre de esas características, tiene problemas? Y lo que me respondió ese médico amigo, fue lo que anoté.
Simplemente quise compartir algo, porque las visitas a las páginas que uno encuentra atractivas, no son solamente para darle palmaditas en el hombro. Son para compartir. Y yo también aprendo de los comentarios de otros. Como ahora, que aprendí de los tuyos.

Anónimo dijo...

Pasé a darte un abracito.

Manuel dijo...

Simplemente… primoroso

El "Dulzor de Ostras" dijo...

Bonito blog, pasaré más seguido a visitarle.

Anónimo dijo...

Estremecedor, Tramontana, tu relato, y suspiro ¿aliviada? al saber que tu narración no es en primera persona. Te seguiré leyendo. Un beso.

Aldebarán dijo...

Una de esas historias que saca al bárbaro que todos llevamos dentro, con ganas de malmatar al mal nacido.

Eso significa que es una muy buena historia.