Me gusta cuando te bañas en la noche y te metes a la cama desnudo junto a mí. Al amanecer ya se fue el olor del jabón y todavía no hay ningún olor externo.
Me gusta el sabor de tu aliento al despertar, cuando ya se borró el de la pasta de dientes y todavía no hay rastros de café ni de humo.
Me gusta oír tus primeras palabras de la mañana, cuando tu voz no se ha mezclado con los ruidos del día.
Me gusta ver tus ojos cuando entra la primera luz a la recámara y veo mi reflejo en ellos.
Me gusta recorrer mis manos por tus piernas tibias, con el calor de las colchas y la noche, y sentir como se desperezan.
Me gusta hacer el amor al despertar cuando somos más nosotros mismos, cuando nuestros sabores y nuestros olores aún están intactos.
lunes, mayo 15, 2006
Al despertar
Publicadas por Tramontana a la/s 08:36
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9 comentarios:
muy sensible... bellisimo =)
Para que esa maravilla tan hermosa suceda, es indispensable NO cenar frijoles...
Un beso!
Lo más sencillo, lo más simple, siempre es lo más añorable.
Me ha dado mucha risa eso de los frijoles de Noemi. Es cierto, este es un relato corto, sensible, bello, profundo y canchondón! Te mando un beso Meg.
lo más entrañable, y lo más dificil de decir.
Emotivo, sensual y provocativo.
Comparto el comentario de Lutz_saa: lo de los fríjoles le quita toda inspiración... jajaja!!
Besos
A mi tambien me gusta...
Una delicia...
Lo mejor de todo es contar con esa persona, poder tenerla a un lado, y si a eso le agregas tantos elementos, debe ser como una historia sin fin.
Un saludo
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