Es imprescindible salir del DF cuando se puede. El fin de semana me fui a Valle de Bravo.
Llegamos cuando empezaba a anochecer, justo cuando las luciérnagas se encienden entre los pinos y encinos que bordean el camino. Al poco rato empezó a llover, lo que nos dio un buen pretexto para encender la chimenea.
Las mañanas casi siempre son soleadas y en esta época son muy verdes.
En la tarde otra vez volvió a llover, y los charcos me dieron esta foto.
La Cirrus se hizo de nuevos amigos.
Entre lluvia y no lluvia, salió el sol justo antes de que terminara la tarde.
viernes, julio 21, 2006
Valle
Publicadas por Tramontana a la/s 11:34
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
Que maravilla! El aire limpio, la Cirrus libre y la naturaleza con todos sus regalos... ya me hace falta, intentare hacerlo este fin de semana.
Respirar un aire más puro... ver otras cosas, dejar acá la pesadez...
Claro que es necesario!
¡Qué hermosura de sitio, qué verde, y qué fresquito! Yo también quiero...
Me ha gustado la crónica visual de tu viaje.
Publicar un comentario