Después de leer Tu rostro mañana I: Fiebre y lanza, de Javier Marías, me quedó dando vueltas una frase: “¿Cómo puedo no conocer hoy tu rostro mañana, el que ya está o se fragua bajo la cara que enseñas o bajo la careta que llevas, y que me mostrarás tan solo cuando no lo espere?”
Estoy convencida de que no vemos lo que no queremos ver. Con todo, me sigue sorprendiendo el descubrir algo inesperado, o peor, ser sujeto (no víctima, no me gusta ser víctima de nada) de una actitud o una acción que no esperaba de alguien querido o cercano. Lo cierto es que podemos no esperar algo, pero en el fondo sabemos de lo que son capaces las personas.
El otro día vi la película “What the Bleep Do We Know” en que contaron una leyenda de cuando las primeras carabelas llegaron a América. Según decían, los nativos no vieron los barcos inicalmente porque nunca habían visto uno y no sabían de su existenecia. El chamán fue el primero en verlos, y los pudo descubrir porque detectó un movimiento extraño en el mar y de ahí los pudo “crear” en su mente. Como él era una figura influyente en la sociedad, pudo transmitir este conocimiento para que todos los pudieran distinguir. Esta leyenda me parece un poco exagerada, pero es cierto que muchas veces no percibimos lo que no estamos preparados para ver o lo que no queremos ver
A todos nos ha pasado el entrar a un lugar y no reparar en un conocido que está enfrente de nosotros, el no ver una escultura que está justo al lado de un cuadro que sí vimos, o nunca haber visto un restaurante o tienda o lo que sea, justo al lado de un local que frecuentamos. Vemos lo que nos interesa, lo que estamos educados para ver. Y esto también sucede cuando interactuamos con personas.
En realidad vemos todo, pero sólo tomamos la parte que queremos o nos conviene. Muchas veces en retrospectiva advertimos actitudes, silencios, temores, miradas, suspiros, que no notamos en el momento, o de los que no quisimos enterarnos.
Quizas no vemos por simple negación (si es que la negación puede ser tan simple). Nos hacemos locos, porque percibimos algo y lo desechamos en el mismo momento. No lo olvidamos, sólo lo escondemos. Y después, cuando algo sucede que no esperábamos, o no queríamos esperar, van apareciendo esos momentos. Distinguimos lo que no observamos, oímos lo que no escuchamos, reconocemos lo que no quisimos saber.
Tal vez el no ver es por no enfrentarnos a situaciones para las que no estamos listos, o porque preferimos extender las relaciones, o simplemente porque tenemos esperanza de que no suceda lo que no queremos que pase.
miércoles, agosto 31, 2005
Lo que no queremos ver
Publicadas por Tramontana a la/s 22:03
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2 comentarios:
No hay peor ciego que el que no quiere ver... sabiduría popular adaptación libre.
Mierda con Marias, como lo envidio.
utilizando el refrán del canfeliz, no hay peor ciego que el cree haberlo visto todo... pues se pierde de descubrir nuevos mundos.. nop..?
Excelente película la de What de #*%$ do we know?, a mi me encantó...
así que a abrir los ojos no solo de nuestro rostro, sino los de la mente...
Saludos y muchas gracias por todos tus comentarios y vistas... no seguimos leyendo...
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