jueves, mayo 14, 2009

Trazos inconexos

Despierto. Camino a la cocina, en la esquina del comedor hay un brillo naranja tras las persianas medio abiertas. Al entrar en la cocina veo nubes del mismo tono. Recuerdo cenas en el mar, donde es más claro que los colores de la tarde tienen que ver con las nubes. Mientras muelo el café y lo pongo en la cafetera, el naranja se ha convertido en amarillo. Me asomo por la ventana que da al poniente en busca de más nubes y me encuentro con la luna casi llena que está por meterse. El café está listo,el amarillo también desapareció y la luna ya se oculta tras los edificios.

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Me paro en el quicio de la puerta mientras veo pasar coches por el eje vial. Oigo a Cirrus orinar y luego correr a oler la banqueta, el pasto que crece entre el concreto, el árbol más cercano. En el charco que dejó se refleja una flor roja. No tiene sentido. Busco en la acera de enfrente. No hay flores rojas. Desde la esquina de mi ojo veo unas bugambilias que cuelgan en el balcón del primer piso. Nunca había visto estas flores y hoy, el sol de la mañana, me las muestra.

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Los tres encima de la cama. Ella se acurruca hecha bolita con su hocico en su panza. El pasa su cachete y su nariz por el pelo blanco recién lavado de ella. Se acaricia con este pelo y sonríe. Lo repite una y otra vez. Al ver su sonrisa siento en mi mejilla el cosquilleo que él debe sentir. Sonrío. Mis dos pequeños amores se han hecho amigos.

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Cuento las campanadas del reloj para saber cuánto tiempo me queda. Es el primer ruido que oigo, ya despierta oigo también el ruido de los coches pasar. El viento mueve ligeramente la cortina blanca, la gruesa la dejé sin cerrar para dormirme con la luz de afuera como compañía nocturna. Me ruedo en la cama y me tapo. Ojalá la noche siguiera acompañándome otro rato.

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Dejo las luces de la casa apagada. Sólo prendo la de la cocina mientras él cena. Al salir la apago, la casa queda a oscuras, sólo las luces de la calle y la pantalla de la computadora en mi escritorio la iluminan. Me gusta la sensación de caminar en esta casi oscuridad. Salimos a la terraza a ver la luna llena que apenas sale tras los edificios. Hoy que comparto la luna con él, mientras aprende la palabra para nombrarla, recuerdo un viaje al Golfo de México. Yo tendría cinco años, y una mañana le dije a mi mamá que la luna no me dejó dormir en toda la noche. La siguiente noche mi mamá se encargó de señalar el farol que confundí con luna. Todavía hay días en que sigo confundiendo unas cosas con otras.

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Afuera llueve desde anoche. Dejó de llover algunos ratos mientras dormía. Oigo el agua levantarse con las ruedas de los coches al pasar. Siempre me ha parecido nostálgico este sonido, no sé por qué. La lluvia me arrulla y logro dormir otro rato.

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Es la hora del baño. Esperamos a que el agua se caliente, le lavo el cuerpo mencionando cada parte que voy tallando. Luego lavo su pelo y su cara, atrás de las orejas. Lo enjuago y cierro la llave. El me dice “llueve” y yo agito la regadera de teléfono para que salgan las gotas atoradas. El levanta su cara, cierra sus ojos y deja que el agua acaricie sus cachetes. Una mueca, casi una sonrisa.

7 comentarios:

Mond dijo...

Tan temprano, tan físicamente cansada y las lágrimas ya rodaron por mis mejillas mientras siento las caricias de Cirrus en él. Comparto tus colores, tus olores, tu luna que también es mía y sonrío. Sí, hoy es un lindo día gracias a tus trazos inconexos, hoy los conectaste con los míos.

Always, always.

*Gracias.

La Blu dijo...

Las imagenes "cotidianas" de tu hogar, con tus dos pequeños amores, me conmueven. Supongo que son las hormonas y el amor que tengo también por ustedes.

He vivido en ese hogar y sé lo cálido y mágico que puede ser todo aquello que ahí habita.

A mí también el agua chocando con los coches me parece nostálgica. En sí el agua lo es.

Tampoco me deja dormir, ni los faroles...

Miss B. dijo...

Me antojaste terriblemente el café, la luna y la lluvia. Quiero conocer a Mateo. Quiero conocer a Cirrus y quiero conocerte a ti.
Me encanto leerte de nuevo.

BK dijo...

Welcome back!

Dorix dijo...

Genial regreso :)

dijo...

El cafè recién molido, el aroma por toda tu casa, los grititos de Mateo, Cirrus como la damita que es. Todo eso es tu escencia y algo que quiero mucho de ti.

Es fácil mezclarse en tu día a día. Es fácil entretejer mi vida con la tuya.

FANGO dijo...

Vi un comentario en mi blog pero creo que es de hace mucho mucho tiempo. Perdón por lo del plagio pero ese blog al que te refieres desaparació y con el la entrada. Me gusta lo que dices pero apenas tengo tiempo de pasearme por tu espacio.