sábado, febrero 25, 2006

Los deseos y Polaris

Salí de Madrid de noche, era de mañana y me estaba lavando la cara cuando el tren se detuvo. Según el itinerario faltaba media hora para llegar a Barcelona.
Me asomé por la ventanilla, estábamos a unos metros de una estación. Pasaron los minutos y seguíamos sin movernos. Me pareció rara una parada tan larga sin siquiera estar en la estación. Cuando salí a informarme el portero me explicó que había un problema y el tren se quedaría ahí por lo menos una hora más. Me sugirió tomara un autocar para llegar a la estación.
Estábamos en los suburbios de Barcelona. Me bajé y caminé entre piedras hasta la estación de Viladecans. Todos los teléfonos públicos tenían colas y alcancé a oír pedazos de conversaciones “no hay trenes”, “no hay forma de llegar a tiempo”, “la fila del autocar está larguísima”, “no ha pasado un autocar en media hora”. Estos trozos me adelantaron que el autocar no era una opción.
Pasaban de las 8:00, tenía que llegar a Ginebra esa tarde y el único tren salía de la estación de Sants las 9:00. Vicente me estaría esperando, tendríamos pocos días juntos para desperdiciar una noche.
Salí a la calle a buscar un taxi, no había uno solo disponible. Después de algunos minutos lentos me puse a pedir aventón. Nadie iba en la dirección que yo necesitaba.
Caminaba entre coches con mis maletas cargando viendo como se iban los minutos, cuando se paró un taxi en frente de mí. Incrédula le pregunté si estaba libre, y el taxista me respondió “suba, suba”.
El trayecto a Barcelona fue corto, llegué a la estación diez minutos antes de la salida. El tren estaba demorado, todo el sistema estaba detenido. Cerca de las 11:00 de la mañana salimos finalmente.
Disfruté el trayecto de Barcelona a Suiza, después de días viajando con una amiga el silencio me cayó bien. Me la pasé oyendo música, leyendo, viendo las casas en los diferentes pueblos e imaginando lo que se sentiría vivir ahí.

Llegué al Beau Rivage cuando Vicente salía. Pensó en caminar un rato mientras me esperaba. Pagó el taxi y entramos al hotel.
Subimos al cuarto me di un baño, me vestí para salir a cenar. Platique de mis días viajando, él de su viaje a Japón.
- Por cierto, ¿qué me trajiste?.
Sacó una caja larga negra de la bolsa de su saco
- Te lo pensaba dar en la cena, pero como preguntaste.
Siempre dijimos que no queríamos un anillo de compromiso, un collar de perlas lo sustituiría. Nos gustaba la idea del tiempo que se lleva el hacer una perla y yo insistí en que debían ser naturales.
Tomé la caja con desconfianza la abrí con manos torpes. Era mi collar de perlas.
A unas cuadras del hotel había un lugar de fondue. Cenamos uno de queso con una botella de vino francés, no quisimos correr el riesgo de uno suizo en ese momento de celebración.
Caminamos a la orilla del lago, la caminata pospuesta por Vicente en la tarde. Era finales de abril y el clima era frío pero no helado, el cielo estaba cubierto de estrellas. Vimos a Orion y luego buscamos a Polaris, mi favorita para pedir deseos. A esa latitud está en un ángulo 20 grados más alta que como acostumbramos verla en nuestra latitud tropical. Ese día no pedí ningún deseo.

Regresamos al hotel directo a la cama. Nos urgía hacer el amor.
Al terminar nuestros olores se habían mezclado como un perfume donde es difícil distinguir una esencia de otra. Seguíamos acurrucados cuando me dijo:
- Voy a volver con mi esposa.
Me pareció no haber oído las palabras correctas.
- ¿Quieres que sea tu esposa?, -pregunté jugando.
- Sí, claro que quiero, pero ahora tengo que volver con mi esposa –me dijo acercándome a él.
- Pensé que el divorcio estaba a punto de finalizarse. –le dije mientras me apoyaba en un codo separándome de su pecho.
- Estaba, ya lo detuvimos.
- No entiendo, -dije gritando, enojada por el uso del plural- me acabas de dar un collar de perlas que… -puso sus dedos sobre mis labios.
- Nos podemos seguir viendo, no vamos a terminar.
- Esto era temporal, un arreglo temporal –murmuré con lágrimas en los ojos.
- Ella me necesita, ¿no entiendes?
- Siempre dices que sólo a mi lado tienes paz.
- Es cierto, yo te necesito a ti, pero ella me necesita a mí. No puedes ser tan egoísta. Además están mis hijos. Estoy cansado, vamos a dormir, no tiene caso discutir.

Me senté en la cama abrazando mis rodillas con el collar de perlas aún puesto. Pensé que debí pedir un deseo a Polaris. Me quité el collar, lo dejé en la mesa de noche del lado de Vicente quien estaba profundamente dormido. Que bueno que no desempaqué, me puse los jeans con los que había viajado y salí del cuarto.

miércoles, febrero 15, 2006

Luna de invierno

She borrows light
That, through the night,
Mankind may all acclaim her!
And, truth to tell,
She lights up well,
So I, for one, don't blame her!
Ah, pray make no mistake,
We are not shy,
We're very wide awake,
The moon and I!
- Topsy Turvy, Gilbert & Sullivan


Hoy me levanté temprano, a pesar de que no dormí bien. Quise llegar al lago antes de que amaneciera. La luna estaba esperándome. En la noche de luna llena mucha gente le platica y no atiende a todos. Yo prefiero las madrugadas. La luna se calla cuando empieza a amanecer, y ayer llegué cuando el sol comenzaba a salir.

Hoy aunque ya no era llena, me acompañó mientras corrí y platicamos. Alcanzó a contestar mis preguntas, aunque con algunas palabras entrecortadas. Asi le sucede cuando ya no está llena.

¿Qué me dijo? Eso queda entre la luna y yo.

Four (pero no Seasons)

Toño me infectó, y como no dejó instrucciones copio hasta el título.

4 trabajos que he tenido
• Consultoría
• Textiles artesanales
• Finanzas
• Financiamientos

4 películas que puedo ver una y otra vez
• Love Actually
• Wings of Desire
• Charriots of Fire
• Closer

4 lugares donde he vivido
• Monterrey
• Condesa (D.F.)
• Villa de Santiago
• Un barco llamado Matilda

4 programas de TV que veo
• Desperate Housewives
• Friends
• Northern Exposure

4 lugares adonde he ido a vacacionar
• Oaxaca.
• San Cristóbal de las Casas
• Paris
• Nueva York

4 de mis platillos favoritos
• Chiles en nogada
• Risotto porcini
• Pasta de cualquier forma
• Todos los quesos

4 sitios que visito
www.imdb.com
www.rae.es
www.proverbia.net
www.snopes.com

4 lugares donde preferiría estar ahora
• Un barco en el Mar de Cortez
• Francia
• Nueva York
• San Cristóbal de las Casas

4 bloggers a los que infecto con este meme
Dharma
Noemi
Pablo
Claudia

domingo, febrero 12, 2006

Diálogo

Un pequeño ejercicio. Se acepta todo tipo de críticas, como siempre. Me gustaría saber si se siente alguna diferencia de edades entre las dos mujeres.


Teresa: Alguna vez yo también creí que uno podía ser mejor al lado de alguien.
Laura: Yo estoy segura que soy mejor al lado de Oscar.
Teresa: Cuando vi la película “Accidental Tourist”, me parecía que habían captado exactamente lo que yo pensaba en ese sentido con una escena hacia el final.
Laura: No la recuerdo.
Teresa: ¿La película o la escena?
Laura: La película sí, creo. Es una con la de la voz ronca… Turner que se separa de su marido que es William Hurt porque conoce a la que ahora sale de presidenta.
Teresa: Geena Davis. Pero se separan porque se muere un hijo de ellos y los dos se culpan a sí mismos y al otro también.
Laura: Ya recuerdo, luego es que él conoce a esta chava que entrenaba perros o algo así.
Teresa: Exacto. Y hacia el final Turner regresa con él y parece que todo va bien hasta que una mañana él le dice que se tiene que ir a pesar de que la quiere mucho. Le explica que no es suficiente amar a alguien, que es más importante quién eres cuando estás con una persona.
Laura: ¿Ves? Es lo que yo digo.
Teresa: Y también lo que yo pensaba. Creo que es una justificación.
Laura: Uno elige estar con alguien y elige dar lo mejor cuando se está con esa persona. ¿Por qué lo ves como justificación?
Teresa: También implica que sola no eres todo lo que puedes ser.
Laura: No necesariamente, sólo que eliges.
Teresa: Es lo que quieres creer, creo que se le llama dependencia aunque yo también lo llamé amor.


miércoles, febrero 01, 2006

El voto inútil

En cinco meses serán las elecciones para presidente de México. No hay un solo candidato que me parezca reconfortante y no puedo dejar de preguntarme qué hicimos mal.

Hace seis años tuvimos las primeras elecciones presidenciales en que no ganó el partido que había estado en el poder por tres cuartos de siglo. Y me parece absurdo que si hubo un cambio de partido y una aparente apertura a la democracia, ahora las opciones sean tan patéticas.

A cualquiera que le pregunto por quién piensa votar me contesta, junto con el nombre del candidato: por el “menos peor”. Hasta ahora nadie me ha contestado convencido de la elección en sí misma.

El domingo en una comida, comenté que yo preferiría votar por alguien que no sea ninguno de los tres que encabezan las opciones, ya que esos tres me parecen detestables. Todos me dijeron que había que hacer un voto útil. Claro que quienes hablan de voto útil lo dicen porque quieren que se respalde al candidato que ellos consideran menos malo.

Entonces pregunté como se puede votar por un candidato que no defiende los derechos de las mujeres a lo que me respondieron que era más importante la situación económica del país.

No entiendo cómo se atreven a llamarle útil a un voto en que se tiene que elegir una cosa u otra.